Recuerdo el final de la década de los años ochenta y principios de los noventa, cuando amanecía los sábados (aunque no todos) con cara de bailarín del video de “Thriller” de Michael Jackson. En esos tiempos lo único que me alivianaba era una torta ahogada de camarón y un agua de Tlacote, que era agua de limón (con cerveza) que vendían en un puesto de calle en Santa Tere y que revivía a cualquier trasnochado.Así con un puesto el buen Negro inició a grito pelado su negocio, Ponte Trucha Negro, dando un toque especial a cada platillo y nombrándolos con la singularidad que siempre ha tenido. Ahora ese puesto ha quedado en el olvido y ha dado paso a un gran restaurante. Aquí nació la famosa Torta Ahogada de Camarón ($85, en la foto) con birote salado, con camarones cocidos en su interior (80grs) bañada en salsa a base de mayonesa, chipotle, jitomate y crema. Es el platillo que lo puso en el mapa. Tiene un sabor suave y todos sus ingredientes se sienten e identifican, la salsa es tibia y le da el perfecto match al pan que la absorbe, dejando una capa de ese sabor único e inigualable.También la ofrecen zarandeada ($85), misma que bañan con salsa que ellos llaman zarandeada y la ponen al carbón. La sirven, ambas, con camarón o camarón y pulpo o solamente pulpo según tú elección. Sin duda, un must en la ciudad de las tortas ahogadas. Puedes pedirla completa o media torta.Cuentan también con una selección de tacos de todo tipo, ya sea en harina, maíz, dorados y con la proteína que más te guste. Mi imperdible, siempre que voy, es el famosísimo taco chupes ($55), que es un taco dorado de una pasta de camarón, mismo que te presentan abierto, y al que le ponen una porción de camarones cocidos enteros encima (60 gr) y unas rebanadas de aguacate, además de bañarlo con la salsa de la ahogada. Es una súper entrada de antojo. Hay veces que solo pido algunos de esos, de lo buenos que son.Esta vez nos decidimos por algo nuevo y pedimos un pescado frito, huachinango, $420 el kilogramo. Le dan un par de cortes en su lomo por ambos lados y lo bañan con una salsa a base de achiote y ajo, para después meterlo en una freidora con aceite más caliente de lo normal, lo que hace que la parte exterior quede crujiente y el interior suave y en su punto, lo acompañan sólo con tortillas para taquear con esa excelsa salsa de aguacate que te quieres acabar con las tostadas de cortesía y alguna extra de mayor picor.La tostada de marlín ($55) tiene uno de los mejores guisos de marlín en la ciudad, denota, y vale la pena, todo el tiempo de cocción, con sus ingredientes muy amalgamados con un color uniforme y mucho sabor. Es más grande que una tostada normal y la acompañan con cebolla morada en pluma y aguacate. ¡No te la pierdas! ¡Sé feliz!