A unos pasos de la glorieta de Avenida México y Av. Juan Palomar se encuentra este nuevo edificio de usos múltiples que tan atinadamente el desarrollador Kiva realizó, dándole mucha vida a la zona, que ya tenía su corredor gastronómico, y que complementa con nuevas opciones y estacionamiento que a veces es difícil en la zona.Barbarella es un restaurante italiano, de nueva creación, del grupo Antromex, que tiene entre sus negocios al exitoso Campomar, por lo que no incursionan en ramo sino diversifican sabiendo perfectamente lo que es un buen producto y un buen servicio, que es lo que buscamos los comensales.Acudí con una amiga de años, para ponernos al día y aquí les cuento mi paso por ahí.El lugar es muy bonito con mucha vegetación que cuelga del techo, asemejando una especie de enredadera de limón amarillo. Tienen varias atmósferas; yo estuve en la terraza, que es muy grande e iluminada.De entrada, y como botana de bienvenida, te dan una coliflor horneada (ha de ser ¼ de ella) muy rica, con una vinagreta blanca.De primer plato ordenamos un carpaccio di barbabietola (betabel, pues) $160 debo iniciar comentando que sus platos son más grandes de lo de una porción normal, por lo que sugiero compartir en todos los casos. Estas son finas láminas de betabel en medias lunas, su cocción no denotó larga estancia bajo el calor, ya que tenía un pequeño dente y no la suavidad que hay cuando se cocina de más. La decoran con tomates cherry en mitades y un abultadito de arúgula al centro, tiene nuez tostada troceada, unas bolitas de queso de cabra y una reducción de balsámico que le da un toque dulce y muy original a la combinación de sabores y texturas que ofrece el platillo.Seguimos con una insalata di tonno (ensalada de atún pues) $290 es un platón de verdes, mix de lechugas y espinaca, con un aliño de citroneta de limón, bolitas de queso de cabra y unas rebanadas de naranja caramelizadas en medias lunas. Recuerdo que alguna vez las hizo mi mamá, y las pasaba por agua hirviendo, para quitar el amargo y quedar comestibles. Aquí, además, las pasan por un proceso de caramelización y son espectaculares. El atún, una pieza muy generosa, está en su punto, así como pasadito de inglés (que es este término que se usa en carnes; sólo se sella por ambos lados dejando el 95% crudo) muy bien empanizado con ajonjolí negro y blanco y de muy buena calidad, suave y de muy buen sabor. También tiene reducción de balsámico.Por último llegó un fettuccine aglio y peperoncino con camarones al limoncello $260 justo al dente de sabor delicado, de picor bajo, los camarones muy bien logrados, con el tiempo exacto en sartén, con mucho cuerpo y con un sabor excepcional al limoncello que amalgamaba perfecto con la pasta que sólo contenía aceite de oliva, chile de árbol y perejil. ¡Sé feliz!