Cornelio nació en la cuna de Grupo Alcachofa y vió sus primeros días en Avenida Pablo Neruda esquina Alberta, hace unos seis años se emancipó con una nueva administración, instalándose en Punto Sao Paulo y hace tres meses estrenaron, dentro de la misma plaza, nuevo local, justo donde estaba Loló, con una gran terraza hacia la calle y donde también tienen un pequeño salón para comidas o cenas más íntimas.Iniciamos con un pulpo al grill $360, son varios tentáculos cocidos y pasados por el grill donde marcan y dejan algunos dorados poco crujientes, lo que les da una capa de textura muy agradable. De sabor extraordinario. Les ponen una salsa arrabiata, que es esta salsa de tomate italiana, pero con un poco de picor, que le da un toque mediterraneo al platillo. Lo montan sobre una base de vegetales salteados, entre los que vi zanahorias de diferentes colores, tomate cherry y ejotes chinos.Seguimos con una lengua al limón negro, de $290; en un carrito la trajeron, partieron y dividieron en tacos, salieron cuatro. Cuando vi qué venía, la verdad es que la esperanza de recibir un buen producto cayó al suelo. Ver que la partían y porcionar en tacos, la esperanza siguió en caída libre, y es que un buen taco de lengua sólo es excelente estando caliente, al enfriarse pierde todo atributo, pero sacó las tortillas calientitas y puso los tacos en una plancha caliente que los mantuvo en perfecta temperatura y pude disfrutar unos de los mejores tacos de lengua de la ciudad, así como se oye. Resulta que los ponen a cocer en el sous vide, que es esta técnica de meter en una bolsa al alto vacío la proteína para después ponerla en un baño de agua a temperatura controlada, en esta ocasión durante dos horas, después la parten y pasan a la plancha, sellándola y dejando un sabor inigualable. La bañan con una reducción de limón negro, su rayadura, poro, echalote, vino blanco y demi glace. Ojalá estuvieran buenos, ¡están buenazos!Para terminar, pedimos un filete tomahawk, de $1,600 el kilogramo; el nuestro pesó 1.2 kilogramos. Llegó en el carrito a la mesa, lo montaron en una parrilla con un brazo elevado, para después chorrear un mezcal y encenderlo. Pensé que era más show que nada la verdad, lo filetearon en láminas y lo pusieron en una plancha caliente. Lo pedimos al punto y ese término tenía en plancha. Al probarlo, ese dejo que le añadió el mezcal era magnífico, ese toque ahumado de este aguardiente fue excepcional en el paladar, además de sentirse una carne suave y de calidad. Fue una gran experiencia.Quiero comentar que conocí a Cornelio en sus inicios por un sándwich de roastbeef que desapareció del menú al cambio de administración y que pronto volverá a integrarse a la carta. Es un gran sándwich digno de los mejores paladares. ¡Sé feliz!
