Cuando preparamos nuestra comida, muchas veces usamos aceite de cocina y, en el mercado, existen varios tipos de aceites que podemos usar, entre ellos están el aceite de maíz, de oliva, de palma, de canola, de semilla de girasol, entre otros. Sin embargo, hay opciones que no son tan saludables como aparentan.Es importante mantenernos informados sobre aquellos productos que no son beneficiosos, ni contienen ingredientes de calidad. Tal es el caso de los aceites de cocina que poco a poco han ido incrementado su presencia en la dieta de muchas personas.El aceite de palma como comúnmente se le conoce, no es un aceite, sino que es una especie de grasa sólida a temperatura ambiente, es muy utilizada por su bajo coste y facilidad de transportación.Sin embargo, el consumo excesivo de esta grasa es capaz de provocar graves repercusiones a la salud, las cuales se vinculan con enfermedades cardiovasculares, procesos inflamatorios e incluso con el cáncer.Esto es debido a su alto contenido de ácidos grasos saturados, entre los que se encuentra el ácido palmítico que, cuando es ingerido, las enzimas digestivas la descomponen y luego es absorbido por el torrente sanguíneo. Una vez en la sangre, este ácido se distribuye en todo el cuerpo e interactúa con otras proteínas en un proceso que se conoce como palmitoilación.Este proceso puede ocasionar efectos negativos en el cuerpo como potenciar el crecimiento agresivo de ciertos tipos de tumores debido a que el ácido palmítico se une a la proteína STAT3. Además, puede causar que el cuerpo no responda correctamente a los tratamientos contra el cáncer.También facilita los procesos inflamatorios, causa enfermedades como la aterosclerosis y problemas cardiovasculares graves, contribuye a un aumento de peso, agrava la resistencia a la insulina y eleva los niveles de azúcar. Asimismo, si se consume con alimentos de origen animal ricos en colesterol, se relaciona con el endurecimiento de las arterias. GG