La enfermedad de Parkinson es un trastorno producido por el deterioro y muerte de un tipo de células cerebrales que producen dopamina, molécula que participa en la coordinación y generación de movimientos musculares.De ahí que uno de los principales síntomas de esta enfermedad esté relacionado con trastornos del movimiento, al ser un proceso crónico, progresivo y degenerativo. Sin embargo, el diagnóstico del parkinson debe hacerse de manera clínica, con una serie de estudios que determinen un deterioro de la actividad cerebral, para ello el paciente debe haber presentado alguno de los siguientes síntomas.Acorde a la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud del Gobierno de España, la enfermedad de parkinson comienza a presentar síntomas a partir de la pérdida del 60 por ciento de las células de dopamina en el cerebro, los síntomas pueden ser motores y neuropsiquiátricos.Temblor en reposo: El 70 por ciento de los pacientes padecen este síntoma. Se presenta de forma característica antes de iniciar el movimiento, desapareciendo al adoptar una postura o al ejecutar una acción. Afecta sobre todo a los brazos y con menor frecuencia a las piernas, labios, lengua y mentón, como consecuencia empeora con el cansancio, la ansiedad y los fármacos estimulantes del sistema nervioso. Durante el día varía la intensidad y la amplitud del temblor, reduciéndose o desapareciendo durante el sueño.Lentitud de movimientos o bradicinesia: Se puede manifestar ya desde las fases iniciales de la enfermedad, especialmente con aquellas actividades que implican movimientos de pequeña amplitud, precisos, y que requieren cierta habilidad, como escribir, coser o afeitarse. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, se puede hacer más evidente y aparecer en actividades que requieren una menor precisión como abrocharse un botón o pelar una fruta.Rigidez o aumento del tono muscular: Consiste en la resistencia ofrecida por brazos y piernas cuando se trata de flexionar o extender dichas extremidades. Al principio esta rigidez puede no ser advertida por la persona afectada, describiéndola como un dolor a nivel del cuello, espalda u hombros, o incluso calambres musculares debidos a la postura estática y flexionada de las articulaciones. Esta rigidez suele ser más evidente en las zonas más alejadas de brazos y piernas, como muñecas y tobillos, aunque también se observa en zonas intermedias, como codos o rodillas.Trastornos musculares: Habitualmente aparecen en las fases avanzadas de la enfermedad, aunque pueden aparecer también al inicio; la postura habitual tiende a la flexión del tronco, del cuello y de las cuatro extremidades. La marcha también se altera, con tendencia involuntaria a irse o caer hacia delante y realizando pasos cortos, en periodos avanzados de la enfermedad, la persona puede presentar bloqueos de la marcha con pasos pequeños sin apenas desplazamiento y con una gran inestabilidad para girar.Otros síntomas: Estos padecimientos no siempre se presentan juntos, pero puede darse cualquier combinación de éstos; la asociación de dos o más de estos síntomas se denomina parkinsonismo.Depresión: La depresión afecta hasta el 65 por ciento de las personas con enfermedad de parkinson y puede preceder a los síntomas típicos de la patología, ello debido a que la dopamina además de ayudar a la motricidad, también funciona como una hormona que regula la emotividad y la afectividad, lo que genera sensaciones placenteras y de relajación.Sus causas son diversas, incluyendo nicturia (orinar más durante la noche), dificultad para girarse en la cama (acinesia nocturna), calambres, pesadillas, y dolor (especialmente en el cuello y la espalda).Los sueños vívidos y las pesadillas pueden ser efectos secundarios del tratamiento antiparkinsoniano. También puede estar asociada con movimientos vigorosos, y a menudo violentos (patadas o puñetazos) que aparecen durante una fase del sueño.FS