Según las cifras, cada año mueren 17 millones 900 mil personas por alguna enfermedad o infección relacionada con el corazón.Algunas de las enfermedades catalogadas como “silenciosas” son el colesterol elevado, diabetes, hipertensión, estrés, obesidad y frecuencia cardiaca. Estas son algunas de las patologías cuya relación con los problemas del corazón están estrechamente relacionados.Un estudio realizado por el Journal of the American Heart Association encontró que las infecciones (neumonía, infecciones del tracto urinario) están relacionadas también con ataques cardiacos o derrames cerebrales. Los investigadores descubrieron que varias personas quienes murieron por la COVID-19 desarrollaron coágulos de sangre por todo el cuerpo.Motriz Wyler von Ballmoos cirujano cardiotorácico en el Hospital Houston Methodist, explicó que los casos graves de COVID-19 y la gripe también pueden dañar el corazón y el sistema circulatorio. “Las infecciones aumentan el riesgo de que la placa de grasa acumulada en los vasos sanguíneos se rompa, provocando un ataque cardíaco o derrame cerebral”, puntualizó.También, el especialista de la salud explicó que las infecciones generalmente desencadenan una reacción inflamatoria en el cuerpo. Esta inflamación es la forma más común en que el cuerpo manda señales al sistema inmunológico para enviar células a combatir el problema.Encima, el especialista declaró que el cuerpo activa la producción de glóbulos blancos para ayudar a combatir la infección, un proceso donde la adherencia de las plaquetas aumenta. Ello puede conducir a la formación de coágulos de sangre y después bloquear el flujo sanguíneo al corazón o cerebro. “Una enfermedad respiratoria o infección leve es una condición que aumenta el riesgo de algún tipo de problema cardiovascular, pero no debemos alarmarnos cuando suceda, pues no representa un riesgo significativo para la salud del corazón”, añadió Wyler von Ballmoos.Otros datos explican, 1 de cada 8 adultos hospitalizados por gripe experimentaron una complicación cardíaca grave y repentina. Sin embargo, el especialista del Hospital Houston Methodist indicó que existen algunas formas para reducir al mínimo los riesgos.Por ejemplo, la prevención es clave para mantener a las personas y sus seres queridos sanos, permanecer en casa cuando se esté enfermo y seguir todos los protocolos sanitarios. Asimismo, en la medida de lo posible ejercitarse constantemente y llevar una dieta equilibrada baja en grasas y carbohidratos.Aunado a ello, tener un control sobre su condición de salud para aquellas personas con asma, enfermedades cardíacas y diabetes. De esa manera, los pacientes podrán reducir en gran medida las complicaciones del corazón e incluso evitar infecciones respiratorias, entre ellas, la COVID-19.