“Freaks”, “monstruos”, “raritos”; enunciar todas las palabras que han adjetivado a la discapacidad —el cual es un término relativamente moderno—, sería imposible. Todas corresponden a momentos históricos y culturales que, aunque cuestionables y despiadados, atendían a la ignorancia y prejuicios de una época determinada.Tal fue el caso de la cantante sinaloense, Julia Pastrana, nacida en 1834 y cuya figura fue motivo de exhibición y escándalo por su hipertricosis —enfermedad muy poco frecuente, que se destacada por la existencia de un exceso de vello—. La apodaban "la dama babuino" o "la mujer mono" por su apariencia física y, tras su fallecimiento en 1834, su esposo mandó a embalsamar su cuerpo (y también el de su bebé fallecido), para presentarlos como una atracción de espectáculos a lo ancho de México, Estados Unidos y Europa.Otros eran los tiempos, otras las circunstancias. Lo cierto es que este marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3 de diciembre), celebramos la lucha de sus derechos a través de un brevísimo repaso. En las culturas antiguas, se relacionaba con intervenciones de poderes sobrehumanos o castigos divinos, lo que llevó a quienes la experimentaban a sufrir rechazo y aislamiento social. Por su parte, en el siglo XV, la discapacidad se desvinculó del ámbito religioso y se secularizó. Sin embargo, este cambio dio paso a la creación de instituciones manicomiales, que adoptaban una visión discriminatoria, segregadora y estigmatizante hacia las personas con discapacidad.Con el inicio del siglo XX, la percepción de la discapacidad cambió hacia un enfoque asistencial. Los estados gubernamentales comenzaron a involucrarse más activamente, creando centros de educación especial. No obstante, este modelo seguía siendo paternalista, reforzando la dependencia y perpetuando la discriminación.La situación se agudizó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando las discapacidades adquiridas como consecuencia del conflicto pusieron el tema en el foco público. Por primera vez, algunas personas con discapacidad fueron vistas como héroes, marcando un pequeño avance en la valoración social de este colectivo.No fue hasta el inicio del nuevo milenio, en la década de 2000, que se abandonó de manera progresiva la visión asistencialista y paternalista. Este enfoque tradicional consideraba a las personas con discapacidad como dependientes, pasivas e improductivas. En su lugar, comenzó a adoptarse una perspectiva que reconocía las habilidades, competencias y potencialidades de estas personas, siempre y cuando se les brindaran los apoyos adecuados.En 2001, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó una definición de discapacidad que marcó un hito en este ámbito. Según la OMS, la discapacidad es una condición que incluye:Esta definición subrayó que la discapacidad no es únicamente una característica individual, sino un fenómeno complejo que depende de la interacción entre el individuo y su entorno social. Por primera vez, el contexto social fue reconocido como un factor determinante en la experiencia de la discapacidad.Muchos de los prejuicios históricos y culturales siguen presentes, reforzando actitudes de sobreprotección y limitando las oportunidades de las personas con discapacidad. Las políticas pasivas, como los subsidios, a menudo se posicionan como la única solución económica para este grupo, perpetuando la inactividad y la dependencia.La lucha por la plena inclusión y la igualdad aún enfrenta obstáculos significativos. Sin embargo, a diferencia de hace varios siglos, la construcción social en torno a la discapacidad es ligeramente más alentadora.Con información de Fundación Adecco. Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp. AO