De un día para otro, la normalidad se trastocó abruptamente y, con ello, la salud mental de los seres humanos, debido a las restricciones dictadas por la pandemia de COVID-19 como no poder salir a la calle, quedarse en casa, usar cubrebocas cuando se sale de casa, y no saludar de beso a las personas que estimamos.De acuerdo con Norma Ruvalcaba, jefa del departamento de Psicología Aplicada del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), es normal que se presenten diferentes emociones ante el cambio social y por ello, recomienda asistir a algún tipo de terapia que ayude a la regulación de emociones. “Las personas que asisten a terapia no están locas, por el contrario, lo idóneo es darle prioridad a la salud mental y más en este contexto donde las personas nos encontramos con emociones desbordadas” comentó la especialista.Además de un cambio de emociones por la pandemia, existen otras razones por las que se asiste a terapia. Puede ser el incremento de situaciones de depresión o ansiedad, estrés postraumático, pérdidas familiares, estrés por trabajo, ansiedad por situaciones de salud, falta de expectativas, y frustración por distintos tipos de violencia (de género o intrafamiliar como las más frecuentes) La especialista advirtió que existen diferentes maneras de percatarse que es necesario acudir a terapia. “Si bien hay quienes reconocen que sus emociones están desbordadas y necesitan de ayuda, y acuden buscando un objetivo, hay quienes dicen no necesitarlo, pues muchos de los indicadores no son visibles a primera vista, pero algunos de los que marcan una distinción son cambios radicales de humor, sobre todo en niños y adolescentes”.La terapia no solo consiste en charlar con alguien sobre las situaciones, sino evaluar las emociones que representa, reconocer que es lo que incomoda y concluir que herramientas pueden ayudar ante esto. “También aprendemos a reconocer las emociones desagradables y las aceptamos, es normal no siempre estar feliz” explicó Ruvalcaba. Otro de los beneficios es aprender a ser asertivos, pues una cosa es lo que se siente y se quiere decir y otra lo que efectivamente se dice. Además, se aprenden herramientas para reducir violencias o minimizar confrontaciones, enfatizó la psicóloga.“Cuando las personas dicen que fueron a terapia durante un tiempo y luego regresan, no se trata de que no funcionara lo aprendido en la primera ocasión, lo que sucede es que llegan otros eventos a nuestras vidas que pueden desbordar emociones y es cuando lo llamamos un acompañamiento posterior, para reforzar lo aprendido y trabajar en esas emociones muy presentes”, cerró Ruvalcaba. Para quienes consideran que están pasando por una crisis emocional, necesitan ayuda y no cuentan con algún servicio de terapia, pueden marcar a la línea 075 y recibir contención emocional de manera gratuita. Cada una de ellas tiene diferentes enfoques, pero son funcionales para cualquier individuo y grupo de edad. Este enfoque de terapia se centra en el presente del individuo, “en el aquí y ahora”, y busca que éste tome conciencia de lo que está pasando consigo mismo y su alrededor. Se concentra en los comportamientos y concluye que se aprenden de diversas maneras. Busca trabajar con herramientas para que los sujetos identifiquen sus conductas. Busca explorar el inconsciente del ser humano. Se trabaja entre la persona y un psicoanalista cuyo propósito es comprender el mundo interno del paciente (sueños, fantasías, etc.). Se centra en el estudio de la persona como un todo y parte de la idea de que los seres humanos somos buenos desde que nacemos. El terapeuta debe ser congruente y empático. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) antes de la pandemia se estimaba que una de cada cuatro personas en el mundo necesitará de terapia en algún momento de su vida.Ahora se prevé que sean dos de cada cuatro. Al acudir a terapia en la primera sesión, las personas pueden sentir una sensación de desagrado y negación, como si no entienden porque están ahí y se cuestionan si deberían regresar. A esa situación se le llama “resistencia” y es más común de lo que se imagina.“Lo importante es que (en las siguientes sesiones) las personas se sientan cómodas y puedan avanzar en su proceso” puntualizó Norma Ruvalcaba, jefa del Departamento de Psicología Aplicada del CUCS. Norma Ruvalcaba, psicóloga de la UdeG, señaló que las psicoterapias cubren toda una gama o variedad de precios e invita a hacer una búsqueda de opciones para acceder a este servicio.También aseguró que existe un tipo de tabú acerca del costo de las consultas.“Pareciera normal poder gastar hasta dos mil pesos en una revisión médica de media hora, pero parece imposible destinar un gasto al mes para una consulta de una hora que ayuda al trabajo de las emociones desbordadas, solo resta decir que al final es una inversión en uno mismo y no hay algo mejor que eso”. En el marco de la contingencia sanitaria, Ruvalcaba recomendó que además de la psicoterapia, las personas realicen actividades de encuentro sociales a través de las plataformas de internet para fortalecer los vínculos con los demás, hacer ejercicio, comer de manera sana, y hacer cosas que se disfruten.JL