El cortisol es una hormona crucial en nuestro cuerpo, desempeñando un papel importante en la regulación del metabolismo, la respuesta al estrés, la inflamación y el ciclo sueño-vigilia. Producido por las glándulas suprarrenales, el cortisol a menudo se conoce como la "hormona del estrés" debido a su liberación durante situaciones de tensión o ansiedad. Si bien el cortisol tiene funciones vitales para la salud, cuando sus niveles se mantienen elevados de manera crónica, puede tener efectos perjudiciales no solo en el bienestar general, sino también en nuestra apariencia física.En situaciones de estrés agudo, el cortisol ayuda al cuerpo a reaccionar rápidamente, activando el sistema de lucha o huida para enfrentar la amenaza inmediata. Sin embargo, cuando el estrés se convierte en algo constante, como sucede con el estrés crónico, los niveles de cortisol pueden permanecer elevados durante largos períodos, lo que provoca una serie de alteraciones en el cuerpo. Este desequilibrio hormonal no solo afecta el rendimiento físico y mental, sino que también tiene un impacto directo en cómo nos vemos y nos sentimos a nivel físico.Una de las áreas más afectadas por un exceso de cortisol es la piel. La exposición prolongada a altos niveles de esta hormona puede alterar la producción de colágeno y elastina, dos componentes fundamentales para mantener la piel firme, elástica y libre de arrugas. Con el tiempo, el exceso de cortisol puede:El exceso de cortisol no solo afecta la piel, sino que también puede tener efectos adversos sobre el cabello. Las personas que sufren de estrés crónico o tienen niveles elevados de cortisol pueden experimentar:Otro efecto bien documentado del cortisol elevado es su capacidad para aumentar la acumulación de grasa abdominal. En momentos de estrés, el cortisol estimula el almacenamiento de grasa, especialmente en la zona abdominal, lo que puede contribuir al aumento de peso y cambios en la silueta corporal. Esto ocurre por varias razones:El estrés crónico y el exceso de cortisol también pueden influir en la postura y la expresión facial. Las personas bajo estrés constante tienden a adoptar una postura encorvada o rígida, lo que puede afectar la alineación corporal y aumentar la tensión muscular en el cuello, los hombros y la espalda. Esta tensión no solo es incómoda, sino que también puede contribuir a la aparición de arrugas en el rostro, especialmente en la frente y alrededor de los ojos.Además, el estrés y la ansiedad recurrentes pueden modificar las expresiones faciales, llevando a una apariencia más cansada o ansiosa, lo que puede reflejarse en una mirada más apagada o en un rostro menos relajado.BB