La fascinación de Tom Vanderbilt por el proceso de aprendizaje permanente comenzó con los pasatiempos de su hija: piano, fútbol, taekwondo.Quería animarla en sus nuevas búsquedas y la acompañaba a las lecciones o torneos. Mientras ella ejercitaba su mente, él contestaba correos electrónicos, jugaba con su teléfono o miraba al vacío hasta que su hija terminaba la clase.Pronto reconoció la hipocresía de la situación. "Le estaba recalcando la importancia de tener una educación amplia en todas estas habilidades diferentes", dice. "Pero ella podría haberme preguntado fácilmente: 'Bueno, ¿por qué no haces tú todas estas cosas?'"Comenzando con lecciones de ajedrez, decidió pasar un año persiguiendo una variedad de nuevas habilidades para sí mismo. Aprendió a cantar, dibujar, hacer malabares y surfear.En ningún momento aspiró a dominar por completo esas habilidades o mostrar su destreza con una hazaña extraordinaria, como ganar el programa de televisión "American Idol"."Como adultos, instantáneamente nos presionamos con metas", dice. "Sentimos que no tenemos el lujo de participar en el aprendizaje por aprender". En cambio, él quería deleitarse con el placer del proceso.Vanderbilt detalla su viaje en su libro Beginners (Principiantes) publicado en enero de 2021, que combina sus revelaciones personales con la ciencia de vanguardia que estudia la adquisición de habilidades.Deseoso de saber más, el libro trata sobre los mitos del aprendizaje en adultos y los beneficios sustanciales que la "mentalidad de principiante" puede traer a nuestras vidas.Vanderbilt comenzó el proyecto hacia finales de sus 40 consciente de que tendría dificultades para igualar las habilidades de aprendizaje de niños como su hija.Los niños son especialmente buenos para captar patrones implícitamente, entendiendo que ciertas acciones conducirán a ciertos tipos de eventos, sin necesidad de ninguna explicación o descripción de lo que están haciendo. Pero después de los 12 años, perdemos parte de esa capacidad para absorber nueva información.Sin embargo, no deberíamos ser demasiado pesimistas acerca de nuestras propias habilidades. Si bien los adultos pueden no absorber nuevas habilidades tan fácilmente como un niño, todavía tenemos "neuroplasticidad", la capacidad del cerebro para reconfigurarse en respuesta a nuevos desafíos.En su año de aprendizaje, Vanderbilt conoció a muchas personas, mucho mayores que él, que todavía estaban ejerciendo ese "superpoder".Es más, la investigación de Vanderbilt reveló algunos principios básicos del buen aprendizaje que cualquiera puede usar para hacer que nuestro proceso de aprender sea más efectivo.El primero puede parecer obvio, pero se olvida fácilmente: necesitamos aprender de nuestros errores. Por lo tanto, en lugar de repetir sin pensar las mismas acciones una y otra vez, debemos ser más concentrados y analíticos, pensando en lo que hicimos bien y lo que hicimos mal. (Los psicólogos llaman a esto "práctica deliberada").Vanderbilt notó esto al jugar al ajedrez. Podrías dedicar horas a cientos de juegos en línea, pero eso no sería tan efectivo como estudiar las estrategias de profesionales o discutir las razones de tus pérdidas con un profesor de ajedrez.Un segundo principio es más contrario a la intuición: debemos asegurarnos de que nuestra práctica sea variada.Hacer malabarismo, por ejemplo, le permitió aprender a cambiar los objetos o cambiar la altura a la que los arrojaba. Luego probó hacer lo mismo sentado y caminando.Tal como un científico le dijo a Vanderbilt, esto es "repetición sin repetición", haciendo que los patrones aprendidos del cerebro se vuelvan más flexibles. Esto ayuda a enfrentar las dificultades impredecibles, como un error en uno de los movimientos que podría llevarlo a perder el control.De una manera aún más enigmática, Vanderbilt descubrió que a menudo aprendemos mejor cuando sabemos que tendremos que enseñar a otros la misma habilidad.No está claro por qué es así, pero esa expectativa parece aumentar el interés y la curiosidad de las personas, lo que activa la atención del cerebro y ayuda a garantizar que deje rastros más fuertes en la memoria. (Vanderbilt tuvo muchas oportunidades de enseñar lo que había aprendido, ya que a menudo incluía a su hija en sus proyectos).Entonces, sea lo que sea que estés tratando de dominar personalmente, considera compartir esa habilidad con alguien que conoces.Y si bien puede resultar útil observar a verdaderos expertos que ejecutan una habilidad, Vanderbilt descubrió que también puede ser útil observar a otros novatos, ya que permite analizar más fácilmente lo que están haciendo bien y lo que están haciendo mal.Con este conocimiento, Vanderbilt hizo un buen progreso en cada una de las habilidades que se propuso aprender. Cantar, dice, fue uno de los mayores obstáculos, desde el punto de vista emocional. "Fue el proceso de abrirse a un extraño de la manera más cruda", explica.Cuando superó esos nervios, sin embargo, también resultó ser el desafío más gratificante. "Es lo que probablemente más me gustó, porque tiene un placer inherente y te hace sentir muy bien". Le fue tan bien que eventualmente se convirtió en miembro del coro Britpop de Nueva York.Si estás inspirado para emprender un nuevo pasatiempo, Vanderbilt aconseja comenzar con algo que sea fácil de integrar en tu estilo de vida actual. Incluso puede que te sorprenda la velocidad de tu progreso, apunta."Mucha gente se obsesiona con la idea de que esto es solo una gran inversión de tiempo -que el camino no tiene fin- y eso es muy desalentador para ellos".Vanderbilt descubrió que su habilidad para dibujar, por ejemplo, había mejorado significativamente en el mismo tiempo que normalmente le tomaría ver varios capítulos de una serie de televisión.Es posible que aún te preguntes por qué deberías hacer el esfuerzo de aprender algo nuevo, cuando podrías estar relajado en tu sofá.Vanderbilt explica que hay muchos beneficios generales al adquirir cualquier habilidad nueva, incluidos algunos cambios cerebrales a largo plazo que podrían compensar parte del deterioro mental que a menudo viene con el envejecimiento.El autor señala un estudio de adultos, de 58 a 86 años, que completaron un algunos cursos en materias como español, música, composición y pintura.Después de unos meses, no solo habían logrado un buen progreso en las habilidades individuales, sino que también mostraron una mejora pronunciada en las pruebas cognitivas más generales, igualando el rendimiento de los adultos que eran 30 años más jóvenes.Curiosamente, los beneficios parecían provenir de probar múltiples habilidades, en lugar de centrarse exclusivamente en una experiencia en particular.Como escribe Vanderbilt en su libro: "En lugar de correr un maratón, estás sometiendo tu cerebro a una variedad de entrenamientos en intervalos de alta intensidad. Cada vez que comienzas a aprender esa nueva habilidad, te estás remodelando. Estás entrenando tu cerebro nuevamente para ser más eficiente".Solemos ver a los aficionados como si se tratara de alguien superficial y sin dedicación. Pero parece que la persona dedicada a distintos oficios, el principiante perpetuo, puede tener un cerebro más agudo que el maestro de una sola habilidad.La búsqueda permanente de muchos intereses diferentes puede incluso aumentar tu creatividad. Como David Epstein también señaló en su libro Range, los premios Nobel tenían muchas más probabilidades de haber disfrutado de actividades artísticas como la música, la danza, las artes visuales o la escritura creativa que otros científicos.A medida que aprendes una nueva habilidad, habrá frustraciones y momentos de fracaso, pero estos pueden ser las experiencias más importantes de todo el proceso.Después de años de experiencia en el periodismo, Vanderbilt dice que los nuevos desafíos fueron un cambio recibido de buena manera dentro su "complacencia profesional"."De algún modo me abrió la mente y me devolvió la sensación de no saber", explica.Esto fue especialmente cierto en el caso de habilidades como el dibujo, que de alguna manera le resultaron familiares. "El aprendizaje de la habilidad fue a menudo diferente de lo que imaginaba. Mis expectativas fueron tumbadas constantemente".Numerosas investigaciones han demostrado que la humildad intelectual -la capacidad de reconocer los límites de nuestro conocimiento- puede mejorar enormemente nuestro pensamiento y nuestra toma de decisiones.Y esa capacidad para reconsiderar nuestras ideas preconcebidas y abrir nuestras mentes a nuevas formas de pensar puede ser cada vez más significativa en el cambiante mundo actual.Ya sea que estemos aprendiendo por placer o tratando de mejorar nuestras habilidades profesionales, todos podríamos hacer bien en cultivar esa "mentalidad de principiante", donde nada es seguro y todo se puede aprender.Aunque nuestra capacidad para aprender fácilmente una nueva habilidad disminuye con la edad, aprovechar la "mentalidad de principiante" puede ayudarte a aprender de manera efectiva en la adultez.*David Robson es autor de "La trampa de la inteligencia: por qué la gente lista hace cosas tontas".Lee la historia original en inglés en BBC Worklife***Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. 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