Mantener una presión adecuada en las llantas es fundamental para el funcionamiento seguro y eficiente de tu vehículo. Cuando los neumáticos tienen menos presión de la recomendada, se pueden generar problemas que afectan tanto al desempeño del auto como a tu seguridad. A continuación, analizamos las consecuencias más comunes de conducir con llantas desinfladas y cómo evitarlas.Cuando la presión de las llantas es insuficiente, una mayor parte de la superficie del neumático entra en contacto con el asfalto. Esto provoca un desgaste desigual, principalmente en los bordes, lo que reduce significativamente la vida útil de las llantas. Cambiar neumáticos con mayor frecuencia implica un gasto adicional que se puede evitar con un mantenimiento adecuado.Una llanta con baja presión aumenta la resistencia al rodar, lo que obliga al motor a trabajar más para mover el vehículo. Esto se traduce en un mayor consumo de combustible, afectando tu bolsillo y generando un impacto ambiental mayor debido al incremento de emisiones contaminantes.Las llantas desinfladas pueden alterar la estabilidad y la maniobrabilidad del automóvil. Específicamente, la dirección puede volverse menos precisa, lo que dificulta tomar curvas o realizar maniobras rápidas. Además, aumenta el riesgo de accidentes, especialmente en condiciones de lluvia o terrenos resbaladizos.Conducir con llantas de baja presión somete al neumático a un estrés adicional, lo que incrementa las probabilidades de sufrir pinchaduras o reventones. Este tipo de fallas puede provocar pérdidas de control inesperadas y situaciones peligrosas en carretera.El mal estado de las llantas afecta directamente el desempeño de los frenos. Las llantas desinfladas aumentan la distancia de frenado, especialmente en situaciones de emergencia. Esto puede ser crítico si necesitas detenerte rápidamente para evitar un accidente.BB