¿Saben de aquel restaurante al que fuiste hace mucho, te encantó un platillo, pero por algún motivo no has vuelo a ir? Nos pasó algo similar con la Dodge Journey.Cuando llegó la nueva generación de Journey a México, la conduje en el evento que la marca organizó en Nayarit. Y me gustó lo que probé. Diseño correcto, sin pretensiones vanguardistas. Muy buenos acabados y un nivel de equipamiento adecuado; incluso, superior a muchas de sus rivales.Hoy vuelvo a conducir la Journey pero con otros ojos, con más tiempo y tranquilidad. Y resulta que es uno de esos autos que no he querido “soltar”. Llegaron otros vehículos de prueba en ese tiempo que la tengo. Los probé el tiempo suficiente para dar mi opinión, filmar, etcétera, pero pronto quería volver a la Journey. Su comodidad, espacio y equipo en la versión GT Plus que traigo ahora, la hacen tan agradable como lo discreta que es. Quien la mira de afuera ve sólo una camioneta más. Quien la disfruta por dentro se siente en un auto de lujo, con asientos forrados de piel, con calefacción, soporte lumbar y memoria. Con cargador inalámbrico, techo panorámico, una buena pantalla con CarPlay, Android Auto (con cable) y cámara de reversa de 360 grados, que ayuda mucho en maniobras apretadas.Los que han viajado en la segunda fila han resaltado la comodidad de la suspensión, el espacio y la visibilidad. Si necesitara, podría usar los anclajes para sillas de bebé.Presiono el botón en la parte superior del tablero, a la derecha del volante y se prende el motor de 1.5 litros, turbo, que delata su origen oriental. Pero el turbo lag me parece mucho mejor resuelto que en otras y es muy fácil encontrarle el “modito” para no quedarse atorado mientras otros arrancan. Una vez en movimiento tienes 169 HP y195 libras-pie de torque, que la caja de velocidad de seis cambios se encarga de mandar a las ruedas delanteras. En curvas, la suspensión trasera multilink la mantiene más pegada al piso de lo que su comodidad nos hubiera hecho pensar.Luego de tenerla un par de semanas en Guadalajara, me he dado cuenta de que no la quiero regresar, literalmente. Hechas las negociaciones con Stellantis, esta Journey, seminueva, modelo 2024, que llegó con cinco mil 800 kilómetros rodados, pasará a vivir en mi cochera a partir de ahora. No puedo estar más contento. Fue como darme a mí mismo un regalo de Navidad. Ya les contaré cómo me va de aquí en adelante. Por ahora, siento que volver a ese restaurante casi olvidado y probar de nuevo ese buen platillo, me transformó en cliente habitual.