Luego de una jornada a punto de terminar con el fin del "Guadalupe–Reyes" a la vuelta de la esquina, son muchas las personas las que ya se preparan para dejar el consumo de bebidas alcohólicas como uno de sus principales propósitos de Año Nuevo y, aunque reducir la ingesta alcohólica siempre será una buena opción, los especialistas han hablado de las consecuencias negativas que esto podría traer a la salud.En Estados Unidos y en algunas partes de Europa el término "enero seco" ya es más que conocido, debido a que, año con año, es el mes en que millones de personas toman la decisión de dejar de beber luego de la resaca producida por las fiestas decembrinas; sin embargo, dejar tajantemente el alcohol podría no ser una muy buena idea, sobre todo para las personas que tienen una dependencia con dicha sustancia.De acuerdo con expertos, el "enero seco" trae más inconvenientes que beneficios a la vida de una persona, debido a que si bien el dejar de beber produce que una persona tenga mayor rendimiento durante la actividad física, mejore la calidad de sueño y su estado de ánimo, esos efectos podrían durar muy poco, pues luego de cumplir la promesa de un mes de abstinencia, comúnmente las personas vuelven a beber, por lo que el mes que le sigue a enero ha comenzado a denominarse como "febrero húmedo".Las y los expertos han recomendado que si dejar de beber se convierte en parte de un plan a mediano o largo plazo para las personas, lo primordial es que acudan con una o un especialista que los oriente para conocer la forma correcta de abandonar la práctica, ya que muchas y muchos podrían experimentar síntomas de abstinencia como, sudoración, insomnio, ansiedad, depresión, náuseas, alucinaciones e inquietud.Una de las consecuencias más graves que la abstinencia por alcohol puede provocar son convulsiones, de acuerdo con la "National Library of Medicine".El problema de dejar de beber por un mes y, luego, volver a retomar esta práctica, de acuerdo con una publicación de "Daily Mail", estriba en que cuando la persona vuelve a beber, lo hace en cantidades mayores de lo que lo solía hacerlo, por la prohibición a la que se sometió durante una larga jornada, haciendo que el esfuerzo que tuvo, en principio, no sirva de mucho.Por eso –continúa la publicación- si entre los planes de Año Nuevo se encuentra el de dejar de beber, las y los especialistas creen que es primordial mantener una buena hidratación, ya que, durante los primeros días de abstinencia, aunque la persona no esté bebiendo, puede llegar a experimentar síntomas símiles a los de una resaca, por los que el agua será clave para evitar que las molestias se manifiesten con tanta frecuencia e intensidad.LSPC