El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las principales causas de muerte y discapacidad a nivel mundial. Este evento ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se detiene, ya sea por la obstrucción de un vaso sanguíneo (isquémico) o por su ruptura (hemorrágico). Aunque ciertos factores genéticos y de edad pueden predisponer a una persona, varios hábitos diarios también incrementan significativamente el riesgo. A continuación, exploramos siete hábitos que pueden contribuir al desarrollo de un ACV.El exceso de sal en la dieta puede provocar hipertensión, uno de los factores de riesgo más importantes para un ACV. La presión arterial alta debilita las arterias, lo que facilita la formación de coágulos o rupturas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el consumo de sodio a menos de 5 gramos diarios.Un estilo de vida sedentario no solo contribuye al sobrepeso y la obesidad, sino que también aumenta la probabilidad de desarrollar hipertensión, diabetes tipo 2 y niveles elevados de colesterol, todos factores de riesgo para un ACV. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana.El tabaquismo daña las paredes de los vasos sanguíneos, favorece la formación de placas de ateroma (acumulación de grasas) y aumenta la probabilidad de coágulos. Las personas fumadoras tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir un ACV que las no fumadoras, incluso con una exposición limitada al humo.Beber en exceso puede causar hipertensión y daño cardíaco, además de contribuir a un ritmo cardíaco irregular, como la fibrilación auricular, que incrementa el riesgo de formación de coágulos en el corazón. Limitar el consumo de alcohol es esencial para reducir este riesgo.Una alimentación rica en grasas saturadas, trans y azúcares eleva los niveles de colesterol LDL (malo) y triglicéridos, lo que puede obstruir las arterias y dificultar el flujo sanguíneo al cerebro. Adoptar una dieta equilibrada, rica en frutas, vegetales y grasas saludables, es clave para prevenir un ACV.El estrés prolongado puede desencadenar respuestas fisiológicas que incluyen el aumento de la presión arterial y niveles elevados de hormonas como el cortisol, que afectan negativamente la salud cardiovascular. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o la terapia, puede ayudar a reducir este riesgo.La apnea del sueño, el insomnio y otros trastornos del sueño pueden contribuir a problemas cardiovasculares al aumentar la presión arterial y el riesgo de arritmias. Dormir entre 7 y 9 horas por noche y tratar cualquier alteración del sueño son medidas importantes para cuidar la salud cerebral.Modificar estos hábitos puede marcar una gran diferencia en la prevención de un accidente cerebrovascular. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta balanceada, ejercicio regular y manejo adecuado del estrés, es clave para proteger la salud cardiovascular y cerebral. Si tienes factores de riesgo, es importante consultar con un médico para realizar evaluaciones y tomar medidas preventivas adecuadas.Con información de Organización Mundial de la Salud (OMS) y American Heart Association (AHA)BB