Todas las películas del director mexicano Carlos Reygadas son personales, porque todo lo que cuenta lo ha “vivido, pensado, imaginado o sentido” pero “Nuestro tiempo”, presentada ayer en la competición de Venecia, “no es una recreación autobiográfica” aunque los protagonistas sean él y su mujer.“No sé de dónde salió” que el filme sea autobiográfico, aseguró Reygadas en charla con los medios. “No habría nada que me hubiera dado más pereza que hacer semejante cosa. De hecho, considero que uno de los tristes problemas del cine contemporáneo es hacer historias imitando la realidad”, explicó el realizador, para quien “el cine no es para contar historias más que tangencialmente o secundariamente”.Sin embargo, sí reconoció ciertas similitudes entre él y su personaje, “Juan”, un ganadero que también es un poeta. “Vivo en el campo, he trabajado con mi mujer (Natalia López), yo mismo estoy en la película, mis hijos están ahí, pero no es una película autobiográfica, no me han ocurrido las cosas que ocurren” en el filme, matizó el realizador, para quien “lo personal en la ficción reside en otro lugar”.“Nuestro tiempo”, una película muy bien recibida en Venecia, cuenta la relación abierta entre una pareja, “Juan” y “Ester”, la incomprensión de un marido supuestamente comprensivo, y su vida en el campo, donde tienen una ganadería de reses bravas.“Este personaje es diferente a mí, vive otros conflictos, tiene otros valores, pero me es muy cercano y, sobre todo, la necesidad interior de hacer la película es muy personal”, resaltó.Una necesidad que partió de la búsqueda de la comunicación entre seres humanos desde la razón o desde la intuición, desde lo sentimental o la introversión.“Ese es el tema fundamental del filme” junto al hecho de que “el fracaso humanamente es imposible de evitar” y a la imposible disociación de las relaciones humanas de la relación con la naturaleza.Los seres humanos están condicionados por “el tiempo, el ruido, la luz, la sombra, la temperatura”, enumeró Reygadas, que en el filme se recrea en la naturaleza, en los animales, en la violencia genuina del comportamiento animal.Imágenes en ocasiones “impactantes”, pero mucho menos que la violencia que gusta al ser humano, la de las explosiones, golpes y tiros de muchas películas.“Cuando la violencia tiene un cariz verdaderamente genuino y real, aunque sean animales y aunque no haya daño a animales porque hay truco, no se dañó a ningún animal —precisó sobre una escena en el filme en el que un toro mata a un caballo—, la gente lo rechaza con violencia”.La gente, agregó, “tiene una debilidad por lo fantasioso, por la realidad depurada y eleganteada y la violencia igual”.Mientras que una sola escena puede provocar protestas cuando se trata de algo más natural, explicó el realizador sobre las imágenes en las que se ve el comportamiento normal de las reses en el campo, lo que le llevó a señalar que no es un promotor de los toros, pero matizó: “agradezco que existan”.Rodada en Tlaxcala con un pequeño equipo de 12 a 15 personas, supone el debut como actores tanto de Reygadas como de López, montadora de cine. La razón estuvo en que no encontró a los actores adecuados para interpretar a esa pareja tras entrevistar a más de 300 personas.“En un momento me di cuenta de que yo tenía que hacerlo y lo hice”, señaló el realizador, que destacó de la experiencia la posibilidad de controlar mejor el ritmo de la película desde dentro y como desventaja la falta de sueño y la mezcla de reflexiones entre ambas funciones.Mientras que para López fue un proceso “muy sencillo”, más de lo que habían pensado antes de rodar la película. “Carlos es un gran comunicador, tiene las ideas muy claras, tiene muy claro lo que quiere lograr, fue un periodo muy armonioso de nuestras vidas. Nos cuestionábamos si iban a ser fácil ciertas situaciones, pero fue muy armonioso y muy fácil porque estábamos muy concentrados en la película, en un lugar fantástico y con nuestros hijos cerca”. EFESobre la situación actual de México,el realizador dijo que “estamos en una emergencia humanitaria gravísima. Probablemente es el país con más injusticia del mundo. Es atroz la degradación ética del país y la indolencia absoluta del Estado y las autoridades. Somos un país de piratas y egoístas. Es algo macabro y abominable.“Creo que no hay adjetivo que pueda calificar lo que estamos viviendo y es absurdo decir ‘ay qué bello es México’. Es como si en Alemania en 1937 los nazis hicieran propaganda de ‘somos un gran país. Tenemos a Wagner, tenemos estas catedrales, estos ríos fantásticos, la industria del acero y tal’. Eso es una cosa y otra es el nivel de sufrimiento humano que estamos teniendo en el país que si lo entendiéramos realmente todos un día nos desmayaríamos y nos quedaríamos vegetales”, finalizó el mexicano.