Como ya es una tradición, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) albergó la presentación del Anuario estadístico del cine mexicano 2017. La publicación es un volumen de gran formato, ilustrado con imágenes de las películas y cargado con datos duros en torno a la industria cultural del cine, la más importante de las industrias culturales en términos económicos.En la presentación participaron Francisco Guillén, Tábata Vilar, Rolando Cordera, Juan Carlos Domínguez y Ernesto Contreras, con Gabriela Warkentin como moderadora. Un dato comentado en varias ocasiones en la presentación fue el PIB relativo al cine en México, que fue de 3.3 por ciento y que ha tenido un crecimiento constante.El Anuario estadístico del cine mexicano 2017 es una herramienta de referencia para analistas, críticos y creadores que deseen conocer las tendencias de la industria mexicana. El Anuario también se puede descargar de manera gratuita desde la página del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE): el año pasado la mitad de las descargas fueron desde fuera del país. Otra de sus vocaciones es hacer visible datos y agentes de la industria. Como ejemplo, Jorge Sánchez Sosa, director de IMCINE, comentó sobre un cineclub en Sinaloa, registrado en anuarios anteriores y cuya mención le facilitó la procuración de recursos privados.A la par del éxito de cineastas mexicanos en el extranjero, en producciones foráneas, el 2017 fue positivo para el cine mexicano en términos de producciones y estrenos: el año pasado se trabajaron 176 filmes, de las cuales 52 fueron coproducciones internacionales, en gran medida con países latinoamericanos. Fueron 88 los estrenos, lo que representa el 21 por ciento de los lanzamientos totales: este dato es importante al considerar al hollywoodense como principal competidor del cine mexicano: en el país de origen, Estados Unidos, el cine independiente no llega al uno por ciento de las salas.Para Sánchez Sosa, en los últimos años la industria se ha transformado para bien: “Al inicio de la administración mencioné que era una ‘industria’, entre comillas. Creo que ya está la base para una industria que espero sea lo más incluyente posible. Que pueda tener lugar y acceso un cine diferente, plural, variado. Y que garanticemos al espectador el acceso a ese cine. Tiene múltiples variantes: una presencia digna y clara en las pantallas digitales, y en la televisión. Deberíamos tener una actitud muy activa en las plataformas digitales”.Aun así, todavía hay temas pendientes, como el de la exhibición en cines comerciales: “Este ámbito de ley que se refleja en el artículo 19, desde mi punto de vista hay que especificarlo más claramente. De lo que se trata es de un diez por ciento de tiempo de pantalla, en todas las pantallas, en todos los horarios y en todas las temporadas del año, para que no quedemos segregados a una temporada de cine mexicano, otra temporada que no se puede tocar (que es el verano, la de los blockbusters). Sabemos que es complejo”.Por otro lado, hay iniciativas que han sido acogidas por los cines, como la Fiesta del Cine Mexicano: “Demuestra la voluntad de los exhibidores de abrirse a una iniciativa que fomente el cine mexicano”. Igualmente, a largo plazo se puede ver un cambio en las tendencias de consumo de los cinéfilos: “Se está agotando hacer remakes del remake del remake, que viene de Hollywood. Tiene una vida que no se extenderá: ese es el lugar que puede ocupar el cine mexicano. En las cifras de verano el comparativo de asistencias de 2016 y 2017 muestra un descenso tremendo. Quizá por la diversidad a la que tiene acceso el espectador y que va afinando”.
