“Ahora lo difícil será estar en un lugar donde ella se ha llevado la iluminación”, comentó ayer Jorge Coco Levy al confirmar la noticia de la muerte de su madre, la periodista y conductora Talina Fernández, a los 78 años, a causa de leucemia. Compartió que Talina pasó sus últimos días en un hospital de la Ciudad de México rodeada de sus seres queridos: sus nietos, Paula, José Emilio y María; así como de sus hijos, Patricio y Jorge. Agregó que en la vida a Talina sólo la opacó un gran dolor: la muerte de su hija Mariana Levy, en 2005. Ahora, afirma Coco, ya están reunidas: “Ya está con Mariana, con 'Catus' (Catalina Anzures), su mamá, con Jorge Fernández, su padre; con Jorge, su primo hermano, quien murió hace tiempo y que era su adoración, con muchos amigos y gente que extrañaba y yo sé que ya todos están haciendo un fiestón”.Cabe señalar que “La dama del buen decir”, como era conocida, además de padecer leucemia, hace algunos años enfrentó otro problema de salud tras la aparición de un Meningioma, un tumor del sistema nervioso central, por el cual fue intervenida. Tras conocer la noticia del deceso de Talina, varios famosos expresaron su pena en las redes sociales, como fue el caso de Yordi Rosado, quien publicó: “¡Hasta siempre mi querida, Talina Fernández! Fuiste una estrella en vida y ahora serás una estrella en el cielo”. La presentadora será velada en su casa hoy jueves 29 de junio, a partir de las 7:00 de la mañana. Si algo caracterizó a Talina Fernández fue el buen humor y una actitud positiva única. Comenzó su carrera en 1970 en el programa “La cosquilla”, que dio inicio a una carrera de más de 50 años que la convirtió en una de las conductoras más queridas de la televisión nacional.Y aunque le decían “La dama del buen decir”, porque su especialidad era el lenguaje, ya en confianza “no era tan del buen decir”, así la recuerda Lolita Ayala, compañera en los pasillos de Televisa y su amiga por más de 60 años.“En privado y en persona era muy mal hablada, era del 'buen decir' sólo en televisión”, cuenta Ayala.“Pero además le quedaba muy bien. Nadie la criticaba por decir malas palabras, al contrario, se te hacía muy simpática, porque era una mujer con una chispa increíble, quien más me ha hecho reír en la vida”, comparte.Esa irreverencia y seguridad a veces intimidaba, recuerda la periodista Virginia Sendel, una de sus mejores amigas: “Su sentido del humor a veces me daba pena porque yo soy más ranchera, ella no conocía la pena ajena y por eso era tan divertida”.Agencias CT