La animadora y cineasta tapatía Karla Castañeda está imparable, además de estar colaborando en el nuevo proyecto de Guillermo del Toro para Netflix, “Pinocho”, cinta que se filma parcialmente, en el estudio tapatío de animación el Taller de Chucho; hoy, comienza su participación en Sublime Jalisco, un encuentro enfocado en la animación y las artes digitales. En entrevista comparte detalles de estos proyectos y sobre su participación en “68 voces- 68 corazones”.-¿Qué te ha dejado hasta ahora la experiencia de darle forma e impulsar al Taller de Chucho? ¿Qué huella buscas imprimir en el proyecto?-Ha sido una experiencia diferente, ya que es la primera ocasión que tomamos conciencia de grupo.Es decir, los siete directores que fuimos convocados por Guillermo tenemos años de conocernos pero nunca habíamos colaborado de esta manera. Creo que el impulso y la oportunidad que representa este esfuerzo van más allá de los siete con la posibilidad de realizar allí nuestras producciones, significa continuidad no sólo para nosotros, sino para las nuevas generaciones. Es un honor pero también una gran responsabilidad.A nivel personal, es un periodo muy emocionante, que es justo la participación en un proyecto del tamaño de “Pinocho”, colaborando con profesionales del más alto nivel internacional del stop motion. La huella que me gustaría dejar es de mucho trabajo, autocrítica y respeto. El respeto es algo importantísimo.-¿Cuándo será la inauguración del Taller de Chucho?-Aún no hay una fecha definida.-“Pinocho” será una palabra que escuches mucho en los meses que vienen: ¿cuál fue tu primer acercamiento con el personaje; fue el libro, la película de Disney, alguna versión alternativa?-“Pinocho” es un personaje que me encanta, pero creo que de niña nunca me atrapó la animación de Disney (aunque debo decir que tiene unos fondos bellísimos).Tengo una obsesión por los libros ilustrados infantiles y justo allí es donde retomé al personaje, tengo como 15 versiones de “Pinocho”, algunas muy clásicas, y otras totalmente libres y abstractas: La de Roberto Innocenti, la de Justine Brax, la de Robert Ingpen; incluso, de la de un querido amigo mexicano, Gabriel Pacheco, que es un genio, uno de los más respetados ilustradores del mundo.-Mirando un poco al pasado, ¿qué tanto ha cambiado el panorama para el stop motion desde que creaste “Jacinta” o trabajaste en el proyecto Batallón 52 y ahora “Pinocho”?-El cambio ha sido tremendo en muchos sentidos. En 2007 se temía que desapareciera el uso de la técnica debido a los avances de la animación creada en computadora; ahora, se está produciendo stop motion por todos lados con una gran calidad, estoy convencida de que estamos viviendo una época dorada del stop motion, ¡y viene lo mejor! Por otro lado, no existía un software tan poderoso como el dragonframe, y el uso de las cámaras digitales era muy incipiente. “Jacinta” fue el primer cortometraje de animación stop motion realizado con una cámara DSLR en México. Ni siquiera tenía live view, ¡y teníamos que adaptarle una bullet cam directo en el viewfinder!Al respecto de los movimientos de cámaras, estábamos muy limitados a dollys, paneos y tilts en nuestra narrativa cinematográfica, ya que era difícil contar con un motion control; era caro y además era necesario pagar un operador. Ahora es relativamente económico comprar un motion control y programarlo una misma; eso, da mucha libertad a la hora de pensar el guion técnico y el shooting y enriquece los valores de producción de cualquier obra.-¿A quién le está aprendiendo hoy Karla Castañeda, qué animadores son tus maestros? ¿Qué te entusiasma a nivel visual, a nivel de historias, a nivel de producción?-Cuando empecé a hacer animación tenía referentes más cercanos a la literatura que directores de cine o de stop motion; quizá los maestros eran personas que ya estaban haciendo animación aquí, como Luis Téllez. Después, se realizaron proyectos que me maravillaron, como “Mary and Max” de Adam Elliot o “Ma vie de Courgette” de Claude Barras, que son mis películas favoritas de la técnica.Me gusta también mucho lo que hace Jan Svankmajer y Los hermanos Quay.Ahora ha sucedido algo muy lindo, hay personas que admiro profundamente y con los que tengo una amistad entrañable y que de alguna manera tengo la confianza de preguntarles directamente todo tipo de dudas, por supuesto ahora que estoy coescribiendo con Guillermo del Toro y que va a producir mi película, él es el que más me ha enseñado el camino del largometraje, con su generosidad infinita y su erudición en todos los temas. También están: Stephen y Timothy Quay, Henry Selick, Jérémy Clapin, Rodrigo Blaas, Jorge Gutiérrez… Me siento realmente privilegiada porque todos, antes de ser unos profesionales que han dejado su huella en el medio, son grandes seres humanos con una enorme sensibilidad y empatía, y la empatía en este tiempo para mí es algo muy valioso.Respecto a las historias y lo visual, continúo con la exploración de lo que me marcó de niña, las historias de pérdidas en entornos rurales donde parece que el tiempo se ha detenido y la modernidad nunca llegó; todo en tono de cierto realismo mágico, -que pese a las polémicas por el término acuñado para un movimiento literario, me parece que refleja perfecto las atmósferas y el tono al que siento que pertenecen las historias que quiero contar-.--Dado el trabajo artesanal, los tiempos de producción, el esfuerzo y las diferencias en técnica, ¿sería más justo que las premiaciones de animación, el stop motion compitiera en una categoría propia?-No lo creo, considero que lo más importante antes que cualquier técnica son las historias. Claro que me encanta que la técnica sea cuidada y disfruto las actuaciones de los puppets, o la creación de los mismos, pero lo que nos hace recordar las grandes obras del cine en general son las historias significativas, las que nos tocan el corazón. Allí todos estamos en igualdad de condiciones. Incluso, espero el momento en que un largometraje de stop motion compita en los Oscar (por mencionar un evento importante) en todas las categorías, contra producciones de live action y que pueda ganar: fotografía, diseño de producción, música original, diseño de sonido, vestuario, etc… El stop motion, ante todo es cine. Es importante abrirse al mundo y que todo el público vea más stop motion y que se enamore de los personajes creados en puppets a través de historias potentes.Hoy inicia Sublime Jalisco y Karla Castañeda estará moderando algunas de las charlas de este encuentro; hoy charlará con el director Adam Elliot, ganador del Oscar a Mejor cortometraje animado, en 2003, “Harvie Krumpet”, a las 17:00 horas; el miércoles 9, a las 11:00 horas, estará con Rodrigo Blaas, quien participó en la serie “Trollhunters” producida por Guillermo del Toro; y el miércoles 9 también estará con el animador Jorge Gutiérrez, a las 19:00 horas. Jorge fue el creador de la cinta “El libro de la vida”, producida por Guillermo del Toro.Todas las charlas de Sublime -del 8 al 10 de diciembre- son gratuitas y se puede tener acceso a ellas en el sitio: www.sublimejalisco.mx.Karla también forma parte del proyecto “68 voces - 68 corazones”, el cual es una serie animada de cuentos indígenas mexicanos narrados en su lengua originaria, creados bajo la premisa “Nadie puede amar lo que no conoce”. “El corto que hice es una mezcla de 2d y stop motion, en donde a mí me tocó hacer la parte de stop motion de un cuento que se llama “El señor del cielo”, el cual estará listo para la segunda semana de diciembre”.Conoce este proyecto en el sitio: https://68voces.mx/projects.JL
