El cineasta español Pedro Almodóvar, que el día de hoy recibió el Premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastián en su natal España, como reconocimiento a su trayectoria, asegura que todas sus películas “son políticas sin serlo” y contienen un mensaje implícito de “libertad”. Reconoció con una gran sonrisa ante el público que “mi vida no tiene sentido sin el cine”.Almodóvar recibió el galardón en una ceremonia a la que siguió la proyección de “La habitación de al lado”, su primer largometraje en inglés, protagonizado por Tilda Swinton y Julianne Moore, en un evento que contó con la asistencia del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.En relación con el negacionismo climático que aborda colateralmente en “La habitación de al lado”, el cineasta señaló en rueda de prensa que “lo peor que le puede ocurrir a una sociedad es que la ultraderecha se encuentre con el liberalismo más salvaje”, y aseguró no entender ese negacionismo ni la criminalización de la inmigración.Tras ofrecer su discurso de aceptación, ofreció con un consejo “descarado” a los cineastas presentes en el evento: “Hagamos lo posible por que las grandes tragedias, el dolor cotidiano, la incomprensión, la mentira, la falta de empatía, la injusticia social, el odio y todo lo negativo imaginable pertenezca a la ficción, y que la vida real transcurra en un mundo justo, en paz y entretenida por las ficciones que solo existirán en nuestras pantallas”. Almodóvar, que llegó a la ciudad española de San Sebastián, coincidiendo con la celebración de su cumpleaños número 75. Aprovechó para reflexionar sobre sus 44 años carrera, con 23 largometrajes a sus espaldas e infinidad de premios, entre ellos dos Oscar, cinco Goyas, siete premios del cine europeo y el León de Oro que se llevó el pasado 7 de septiembre del Festival de Venecia por su película más reciente.“Yo nunca pensé en mi talento, pensé que tengo una vocación mucho más fuerte que yo mismo y si no conseguía hacer cine iba a ser la persona más desgraciada del universo”, recordó sobre sus inicios.Se consideró afortunado por sentir que todas y cada una de sus películas le pertenecen y agradeció esta independencia a su hermano Agustín, que en 1985 tuvo la idea de crear la productora El Deseo.“El paso del tiempo a veces es muy cruel con el cine”, afirmó, “a mí, el tiempo me ha enriquecido, ha enriquecido las historias que contaba”.La espontaneidad, “es lo más difícil en un mundo que promueve la corrección política, cuando hice ‘Entre tinieblas’ (1983) sabía que una película de monjas no era lo que España estaba esperando”, bromeó, “pero creo que esa naturalidad siempre ha funcionado” y que “tratar de ser uno mismo es lo mejor que se puede hacer”.Sobre la generación “tiktoker” que hace cine, dijo que no los conoce, aunque se mostró interesado en hacer una película sobre ellos.Si algo le ha guiado a lo largo de estos años ha sido el propósito de huir del aburrimiento. “La naturaleza de una película es la aventura y la incertidumbre”, aseguró, “es como adentrarte en un safari y yo estoy dispuesto a dejarme la vida en la aventura”. CT