El largometraje “Después de las armas”, dirigido por Héctor Laso -quien cuenta con más de 24 años de experiencia en la creación de documentales y contenidos periodísticos-, y bajo la producción de la periodista Denise Maerker, compite por el Premio Mezcal, en la edición 39 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).A 30 años del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), “Después de las armas” retrata lo que representó y recuerda los enfrentamientos a viva voz de quienes fueron parte. Este es un documental original producido por N+ DOCS, división de producción de documentales de N+ que recopila los momentos clave de la lucha armada así como testimonios nunca antes vistos. EL INFORMADOR conversó con Héctor Laso sobre la aventura de desarrollar “Después de las armas” y adentrarse en la vida de cinco ex integrantes del EZLN: Benito, Elisa, Mario, Felicia y Luis Miguel.El documental será estrenado en el FICG, en un momento de coyuntura política y social después de las pasadas elecciones, donde además en lugares como Chiapas la violencia y la inseguridad están muy presentes: “Son 30 años del Movimiento Zapatista y en gran parte lo hicimos por esto, pero durante el rodaje nos encontramos con la coyuntura, no puedes dejar de retratarla, nos encontramos con retenes y asuntos violentos, pero nosotros no queríamos hacer un retrato sobre la violencia, la inseguridad o algo similar en Chiapas, eso sería otra película, pero sí fue retratar que nuestros personajes viven esa violencia en el Estado, eso sí era importante tenerlo”.Esto contrasta con los ideales de los zapatistas que en su movimiento buscaban la igualdad y un futuro mejor. Recordó Héctor que al menos 46 zapatistas murieron en combate con la convicción de cambiar su realidad y de hacerse visibles, “me parece que hay que darle una dimensión mayor a esos 46 muertos, que no existe una cifra oficial, por eso son al menos… Hay que dimensionarlos por sus motivaciones”. Durante el largometraje, los protagonistas, en sus testimonios, hablan de cómo pertenecer a este movimiento les cambió la vida; por ejemplo, la capitana Elisa, en el filme, destaca que si ella no hubiera entrado al movimiento, se hubiera convertido en madre a temprana edad, “porque seguramente la hubieran vendido, hubiera tenido que casarse a los 11 años y tener hijos a los 12, sin poder trabajar, ni poder estudiar”, comparte Héctor.“Al final, en el documental todos hacen la reflexión de si valió la pena o no (ser parte del movimiento). Voltean a ver a sus hijos y sus realidades. Ellas se ven empoderadas y ellos descubren que hay otro camino que no son las armas y ven en su familia el reflejo de su estancia durante el EZLN. Hoy sus hijas trabajan y deciden por su cuerpo, empoderando a otras mujeres. La realidad que ahora ellos están viviendo es muy distinta a la que hubiera sido”, agrega. Historias para reflexionar CT