Costa-Gavras acostumbra con sus obras a sacudir conciencias. Reconoce que “el cine, desde sus orígenes, ha cambiado el mundo”, pero insiste en que su objetivo cuando hace cine es menos ambicioso.“No hago películas para cambiar el mundo, las hago porque siento profundamente la necesidad de hacerlas”, confiesa el realizador, además de considerar que, no sólo su cine, sino que “todas las películas son políticas”.“Cuando haces una película, te diriges a millones de personas, y esas personas tienen sentimientos. Y con esos sentimientos, hacen algo o no hacen nada. Tenemos una responsabilidad ante ellas”, asegura. A sus 91 años y tras más de siete décadas dedicado al séptimo arte, Costa-Gavras piensa seguir detrás de las cámaras mientras su salud se lo permita: “No hay nada mejor para hacer. Mirar la vida, continuar viviendo hasta el final y en las mejores condiciones posibles”.De momento presenta su nueva película, “Le dernier souffle”, drama protagonizado por Ángela Molina y Charlotte Rampling. CT