Esta semana llegó a las salas de cine el thriller mexicano “Desaparecer por completo”, tercer largometraje del cineasta Luis Javier Henaine, el cual es protagonizado por Harold Torres y Teté Espinoza. Dicho proyecto tiene referencias al trabajo gráfico de nota roja del famoso fotógrafo mexicano Enrique Metinides, además en el filme se conjuga el tema de la brujería, dos aspectos relevantes de la vida coloquial e idiosincrasia de nuestro país.La trama gira sobre “Santiago Mendoza” (Harold Torres), un ambicioso fotógrafo que después de acudir a una escena del crimen, comienza a sufrir un misterioso padecimiento que le hace perder, uno por uno, los cinco sentidos. A propósito del estreno de la película en aproximadamente 320 pantallas de la República Mexicana, Henaine conversa con EL INFORMADOR sobre el desarrollo de este proyecto de género.“Siempre es un reto hacer cualquier película, ya sea de género, de comedia o de drama. Al final, lo único que quieres es que tu cinta logre conectar con la gente, que entretenga… y que en mi caso genere un poquito más de reflexión”, expresa el director sobre los retos de desarrollar un proyecto como éste, donde señala uno de los principales es el presupuesto para llevarlo a cabo. “En cuanto al género, no sentí que hubiera una gran diferencia con respecto a mis anteriores películas”. Estas han sido “Tiempos felices” y “Solteras”.“Desaparecer por completo” tuvo su estreno mundial en Fantastic Fest y ha participado en el Festival Internacional de Cine de Morelia y el Mórbido Film Fest en el que se llevó mención Especial. Expresa que cuando leyó el guion de este filme comenzó a idear cómo iba a trabajar con la imagen y el diseño sonoro, pues su intención fue desarrollar una película sensorial. Resalta que mucho trabajo del que se hizo para afinar los detalles que él quería representar se hicieron en postproducción, “en los efectos visuales por computadora reforzamos varios de los prostéticos y demás. Hay una escena donde en el set solo había tres ratas, pero en lo digital metimos más para que se sintiera más saturado, son cosas que vas sumándole a la producción, pero se trata de un esfuerzo colaborativo de varias mentes que nos unimos para lograr lo que más nos gusta”.Sobre los referentes de la fotografía de nota roja y brujería que le dan contexto a su película, resalta: “Ambos aspectos provienen de nuestros antepasados, la brujería viene desde la época prehispánica desde el movimiento de energía y todo lo espiritual. Y ahora lo tenemos arraigado en nuestra cultura mexicana, es parte de nuestra idiosincrasia y es muy común que alguien te diga que te hagas una limpia y muchas personas van cotidianamente a que les lean las cartas o buscan enamorar a alguien”.Las fotografías de Enrique Metinides son obras de arte que conjugan a la muerte en atmósferas estéticas y macabras. Señala que estas referencias al fotógrafo las aterrizaron a sus posibilidades y una de éstas, la cual sobresale en el filme, es la de la mujer atropellada, una de las imágenes más famosas que tiene el fotógrafo, además, también está la referencia de la imagen de un hombre asesinado, la cual enmarcaba muy bien el punto de partida de la trama. “Al final no necesitas las referencias para que funcione la película, pero si detectas el homenaje, pues es un plus”.Finalmente, sobre el proceso de trabajo con Harold Torres, refiere el cineasta que en general trabajar con los actores siempre resulta interesante. “Porque como director tienes tu propia idea de cómo quieres que se comporte el personaje, pero el actor siempre va a venir con sus propuestas interpretativas. En el caso de Harold, fue muy interesante, él es muy comprometido, intenso y apasionado, a la hora de definir cómo actuar los sentidos, el tacto fue lo más complejo que tuvimos en el proceso, nos dimos varias licencias para que funcionara la película”. Sinopsis“Santiago Mendoza” es el mejor fotógrafo de nota roja de la ciudad, pero su profesión lo ha vuelto insensible e incapaz de mostrar afecto con nadie. Una noche, “Santiago” intercepta una llamada de emergencia y a pesar de las advertencias de la policía, se infiltra en una misteriosa y perturbadora escena de un crimen. Al poco tiempo, “Santiago” comienza a sufrir un misterioso padecimiento que le hará perder, uno por uno, los cinco sentidos. Sin saber qué tiene o por qué, “Santiago” deberá encontrar una cura a este mal, antes de que el mundo que conoce, desaparezca por completo. CT