Los Oscar 2023 están cada vez más próximos. Este martes 24 de enero se revelaron los nominados que competirán el próximo 12 de marzo en Hollywood, y llamó especial atención la nominación del actor irlandés Paul Mescal en la categoría de Mejor Actor, por su interpretación en la película Aftersun.Si bien Aftersun no ha sido un éxito comercial en el sentido taquillero, la película ha recibido todo tipo de elogios y críticas positivas alrededor del mundo. La premisa es sencilla: a través de videocámaras, polaroids de melancolía y metrajes, atestiguamos las vacaciones de un padre y su hija en Turquía, a finales de la década de los 90. Es un mundo sin celulares, sin redes sociales; un mundo donde la única alternativa para la memoria eran esas videocámaras que hoy se cubren de polvo bajo nuestras camas, y que en sus cintas eternizaron para siempre el pasado. Sophie, de once años (interpretada por la joven Frankie Corio) es una preadolescente que cada día deja con mayor velocidad la niñez, y se interna en el precipitado universo de la adolescencia; un universo de sexualidad floreciente y de erotismos latentes bajo la canícula del sol turco. Sophie es una niña observadora, perspicaz y analítica, que no obstante, no está libre de las veleidades de su edad. Es a través de su mirada que conocemos a Calum, su padre, un hombre de 31 años, en apariencia jovial y despreocupado, y que no encaja con la imagen tradicional de la paternidad, al grado que llegan a confundirlo como el hermano mayor de su propia hija.Calum, más que un padre, funde como hermano-amigo de su hija, tierno a la vez, y con todas las repercusiones disfuncionales que esto conlleva. Calum es un claroscuro viviente: en unos instantes es un ser feliz y social, lleno de vida y amor, atento y juguetón con su hija. Pero de pronto parece incapaz de enfrentarse al mundo, se recluye en un mundo de silencios incomprensibles, y es distante y casi cruel con Sophie cuando estos sentimientos lo absorven. Está rodeado de libros de autoayuda, practica tai chi para combatir la ansiedad; no ha conseguido una relación estable desde su divorcio con la madre de Sophie, tiene problemas económicos que no pasan desapercibidos para su hija, y ante los cuales ella, inmersa en su pubertad abrupta, no tiene mucho tacto. Si bien la película nunca lo aborda de modo explícito, pronto queda claro que Calum se enfrenta en solitario con la depresión. El modo en el que aguanta el equilibrio frente al vacío, de pie, en el barandal de su balcón; en cómo corre al mar en el medio de la noche, cómo se cura el brazo herido a raíz de un accidente que nunca logra precisar, cómo llora a solas, desnudo, como si una tormenta interna le estuviera desgarrando el alma. Situaciones que su hija no comprende, pero que vive, mientras los días que les quedan de vacaciones van llegando a su término. En algún momento de la película, Calum confiesa que nunca se imaginó a sí mismo llegando a los 30 años, y que los 40 le parecen imposibles. Es directo con su hija; le pide que, cuando crezca, le cuente sobre cada chico que bese, sobre cada droga que consuma: que sea lo que ella quiera. Aftersun no aborda una paternidad irresponsable, pues Calum ama a su hija, sino que nos muestra el retrato de un hombre que no logra hacer las paces con su vida misma, que está desbordado de dolores y tristezas que no comparte con nadie, y que lo van consumiendo poco a poco, sin importar su paternidad. Estos mares azules, esos cielos resplandecientes, esas risas de su hija, no logran arrebatarlo del desconsuelo que lo asfixia desde dentro. Al final, Aftersun es un ejercicio de memoria: los recuerdos de una hija que ha crecido, y que intenta comprender a su padre muchos años más tarde, a través de los recuerdos atesorados de aquel verano en Turquía que no se repitió nunca. Pues, desde la adultez, Sophie no ha conseguido, todavía, reconciliarse con las reminiscencias de su progenitor, este hombre triste, silencioso, repleto de vida, pero también de oscuridad, al que la película nos permite suponer que no volvió a ver nunca tras ese viaje vacacional. El único modo que tiene Sophie de tenerlo otra vez, es rescatarlo de lo que quedó del pasado. Aftersun es una película que humaniza a los padres, que nos demuestra sus luchas internas, y que nos hace ver que son mucho más que un simple rol paterno. Son personas con dolores, tristezas y amarguras, sueños incumplidos, y tanta vida a sus espaldas que a veces, simplemente, les es imposible de sobrellevar. Y quizá comprenden demasiado tarde, o simplemente se resignan, a que la paternidad, de esto, no los salvará.Con tan solo 26 años, Paul Mescal consiguió su primera candidatura a los Premios Oscar, en la categoría de Mejor Actor, por su papel protagónico en Aftersun. Un personaje complejo, triste, contradictorio: humano. Como él mismo mencionó en una entrevista, "definitivamente estoy interesado en interpretar personajes que tienen una vida emocional rica y profunda, y hasta ahora, mucho de ello ha sido una vida emocional rica, profunda y triste".FS