“No soy una leyenda, estoy viva”, afirmó el pasado mes de febrero la cineasta francesa nacida en Bélgica, Agnès Varda, durante la Berlinale, donde presentó el documental autobiográfico “Agnès por Varda”. Un mes después de este suceso, la directora dejó este mundo y dio paso a la leyenda… Aquella que estando viva se negó a ser.Así es, la pionera de la Nueva Ola del cine francés y considerada por sus colegas y amigos como la eterna joven abuela del cine galo falleció a los 90 años de edad en su casa en París, por complicaciones del cáncer que padecía desde hace tiempo, informó su familia en un comunicado. Varda estuvo casada con el director francés Jacques Demy, quien murió en 1990. Le sobreviven sus dos hijos, Mathieu Demy y Rosalie Varda, también involucrados con el cine francés.La noticia también fue dada a conocer por el festival de Cannes, cuya organización tuiteó que la muerte de Varda era motivo de “inmensa tristeza”: “Por casi 65 años, los ojos y la voz de Varda encarnaron el cine con creatividad infinita; ella amaba las imágenes, las palabras y a la gente. Es una de esas personas cuya juventud nunca se desvanecerá”, continuó el tuit.Varda, quien fue además fotógrafa, documentalista y artista plástica, se había retirado hace poco de la dirección para dedicarse a las instalaciones artísticas.En los últimos años recibió varios homenajes y premios como el Oscar honorífico en 2017, la primera mujer en recibirlo; el Donostia de San Sebastián el mismo año y además fue la primera mujer en obtener la Palma de Oro honorífica en Cannes, en 2015, por su destacada trayectoria.Además, su documental de 2017 con el artista callejero JR, “Rostros y lugares”, fue nominado a un Oscar -haciendo de Varda, entonces de 89, la persona de mayor edad postulada a un Premio de la Academia-; este trabajo también fue nombrado mejor documental en los Premios Spirit del Cine Independiente.Entre sus últimas apariciones en público figuró su asistencia al Festival de Cine de Londres, el año pasado, donde dijo: “Quería inventar el cine y ser feliz de ser mujer. Quería ser radical”.Varda, pionera del cine feminista, era una de las últimas sobrevivientes de la Nouvelle Vague, la escuela que cambió el rumbo de la historia del cine francés, que influyó en el séptimo arte estadounidense posterior a las décadas de los años 60 y 70.Durante su trayectoria destacó el cine social o político en documentales y películas consagradas a personas modestas y marginales.Algunas de sus cintas son: “Cleo de 5 a 7” (1962), la más famosa; “Sin techo ni ley” (1985), “Los espigadores y la espigadora” (2000) y “Caras y lugares” (2017).La directora, quien nació en 1928 en Ixelles, en las afueras de Bruselas, hija de padre griego y madre francesa, fue por muchos años una figura habitual del Festival de Cine de Cannes, donde presentó una docena de cintas desde 1958 a 2018 y también fue parte del jurado.