“Esta noche es muy especial. Esta noche solo tocaremos canciones de nuestro primer álbum. Bienvenidos a 1999”, anunció Corey Taylor, vocalista de Slipknot, al público de Guadalajara este viernes en el escenario de Calle 2. Con estas palabras, la banda de metal estadounidense dio inicio a un espectáculo cargado de nostalgia y energía, en lo que fue su segunda visita histórica a la ciudad.Corey Taylor, vestido con una máscara que evocaba sus inicios: una calavera con rastas y ojos rojos brillantes, conectó rápidamente con el público al improvisar en español, logrando una cercanía que encantó a los asistentes. Desde el inicio, Taylor dejó claro que sería una noche dedicada al álbum debut de Slipknot, lanzado hace 25 años, reviviendo la brutalidad y crudeza que definió sus comienzos.A las 21:15 horas, las luces se apagaron y el escenario se sumió en penumbras. El ambiente se tornó verde, con luces blancas que cedieron protagonismo a la compleja estructura musical que caracteriza a Slipknot: dos plataformas elevadas para los DJ, una batería de tres bombos y los icónicos barriles de metal que Shawn Crahan, conocido como ‘Clown’, golpea con precisión. Ataviados con sus características máscaras y vestidos con overoles rojos, los miembros de Slipknot tomaron sus posiciones, listos para desatar un huracán sonoro.Desde el primer acorde, la intensidad fue incesante. La banda descargó una ola de sonidos pesados y desgarradores, transportando al público directo a 1999. Slipknot mantuvo un ritmo frenético, con pausas breves entre canciones para recargar energía antes de volver a incendiar el escenario. Corey Taylor interactuaba constantemente con la audiencia, lanzando frases en español como “¡Mi familia, qué pasó! ¿Cómo están? ¿Están listos?” y, con una risa macabra, preguntaba: “¿Quieres más?”. La escenografía fue otro elemento clave en la atmósfera del concierto. Al fondo, una gran tela con el nombre de la banda se combinaba con un juego de luces que iluminaba a los asistentes, creando una sensación oscura y envolvente. Cada detalle sumaba al estilo visual y sonoro que distingue a Slipknot, logrando que el público vibrara con cada acorde y cada golpe de batería.Tal como prometieron, Slipknot se mantuvo fiel a su primer disco, interpretando temas icónicos como “(Sic)”, “Eyeless”, “Wait and Bleed”, “Surfacing”, “Spit It Out”, “Tattered & Torn”, “Me Inside”, “Liberate”, “Prosthetics”, “No Life”, “Diluted”, “Only One”, “Scissors” y “Eyeone”. Con cada canción, el público recordaba la intensidad de aquella primera etapa de la banda, con letras crudas y ritmos frenéticos que redefinieron el metal de finales de los 90.Hacia el final del espectáculo, Corey Taylor sorprendió al levantar una bandera de México, gesto que fue ovacionado por la audiencia. Sin despedirse formalmente, y mientras el escenario volvía a quedar en penumbra, Slipknot dejó a los asistentes sumidos en el recuerdo de una noche explosiva e inolvidable.El concierto abrió con la presentación de Kerry King, reconocido guitarrista y cofundador de Slayer, quien recientemente lanzó un proyecto en solitario. La aparición de King fue un preámbulo perfecto para el frenesí de Slipknot, calentando los ánimos con su característico estilo abrasivo y contundente. CT