Martes, 17 de Diciembre 2024

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Películas imprescindibles para recordar a Marisa Paredes

De “Todo sobre mi madre” a “La vida es bella”: así lucen las seis décadas de actuación de Marisa Paredes

Por: EFE

Marisa Paredes en el Festival Internacional de Cine de Monterrey en 2012. EFE / ARCHIVO

Marisa Paredes en el Festival Internacional de Cine de Monterrey en 2012. EFE / ARCHIVO

El día de hoy la actriz Marisa Paredes falleció a los 78 años de edad. Iniciada en el cine desde muy joven, en esta nota realizamos un breve repaso del legado que deja la artista española. Nacida en Madrid el 3 de abril de 1946 inició su carrera en la década de los 60, cuando rondaba los 15 años de edad.

Más de setenta películas, ochenta ficciones televisivas y quince obras de teatro dan idea de la trayectoria de esta “chica Almodóvar” que pronunció frases que han pasado a la historia del cine español: "¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea...de salvar lo nuestro?" (La flor de mi secreto, 1995).

El director español le dio también papeles míticos en Tacones Lejanos (1991), y apareció en La piel que habito (2011), mientras que le puso el hábito de “Sor Estiércol” en Entre tinieblas (1983).

Las primeras actuaciones de Paredes se produjeron en los años sesenta, en películas como Canción de cuna (1961), de José María Elorrieta, en la que actuó también siendo adolescente, o la muy notable El mundo sigue (1965), de Fernando Fernán Gómez. A finales de esa década, en 1967, apareció en un episodio de los cuentos de terror de Historias para no dormir de Narciso Ibáñez Serrador en la televisión pública española.

Ya en los setenta se prodigó mucho por la pequeña pantalla en las series teatrales que tanto se popularizaron en blanco y negro en España.

En los años ochenta siguió compaginando la televisión (como en el programa teatral “Estudio 1”) y el cine (Ópera prima, 1980, Fernando Trueba; Las bicicletas son para el verano, 1984, de Jaime Chávarri, o la ya citada Entre tinieblas).

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A partir de los noventa compaginó sus colaboraciones con Almodóvar con la televisión y otros directores que ya conocía como Chávarri, del que protagonizó Tierno verano de lujurias y azoteas en 1993 junto a Gabino Diego e Imanol Arias.

Además, en esa década rodó las cintas extranjeras como Tombés du ciel (1993, Philippe Loiret), La nave de los locos (1995, Ricardo Wulicher) o Trois vies et une seule mort (1996, Raoul Ruiz), con Marcello Mastroiani.

Es de esa década su participación en la italiana La vita è bella (1997, Roberto Benigni), en la que interpreta a la madre de Dora, la mujer protagonista de esta película ganadora de tres Óscar.

Posteriormente participó en títulos como El espinazo del diablo (2001, del mexicano Guillermo del Toro), Crepúsculo rojo (2003, del argentino Edgardo Cozarinsky), la ópera prima del español Pablo Malo, Frío sol de invierno (2004), o Espelho mágico (2005), del portugués Manoel de Oliveira.

Durante la segunda década de los años 2000 trabajó en El dios de madera (2010, Vicente Molina Foix), por la que se llevó el premio a mejor actriz del Festival de Málaga; Gigolá (2010), una arriesgada película de toque lésbico que dirigió la francesa Laure Charpentier a partir de su propia novela; La piel que habito (2011, de nuevo con Pedro Almodóvar), Traumland (2013, Petra Biondina Volpe) y Petra (2018, Jaime Rosales).

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