Alberto Montt y Liniers ya están en Guadalajara para su espectáculo Stand Up Ilustrado, un formato en donde ambos dibujantes comparten su buen humor y su talento con las viñetas.El argentino Liniers platicó que el origen de estas presentaciones es la amistad, “el primer paso”. Fue el chileno Alberto quien lo buscó por una ilustradora conocida en común: fue a su casa y la química surgió. Para Liniers fue inesperado, pues las grandes amistades que tiene se remontan a la adolescencia.Otro origen del Stand Up Ilustrado son las colaboraciones con el cantante argentino Kevin Johansen, con quien Liniers tuvo una gira en la que fue el encargado de los visuales.Ya con la mancuerna Montt y Liniers, todo comenzó a fluir cuando uno u otro visitaba el país vecino para acompañarse en presentaciones del libro (con las que también han visitado la Feria del Libro de Guadalajara). El buen humor empezó a ser el hilo conductor, por lo que surgió la idea de montar en espectáculo ya con nombre y estructura: “Por qué lo estamos haciendo gratis...”, dijo Liniers. Esta será la primera vez que se presenten así en la capital de Jalisco, bajo la organización de Casa Territorio.Para Montt, aunque fue algo complicado al principio el hecho de que hayan llegado a este formato, tiene sus ventajas. Aunque el ejercicio de dibujar en vivo frente a público ya existía, el suyo es una especie de género inventado, donde la única referencia es la presentación anterior. “No hay nadie mejor”, bromeó el autor de “Dosis Diarias”; “Pero tampoco hay nadie peor”, agregó el creador de “Macanudo”.El hecho de vivir en diferentes países, Chile y Argentina, ha hecho que las presentaciones sean relativamente espaciadas, pero refuerzan la amistad. Liniers bromeó: “Por eso nos soportamos”, e hizo el símil con el matrimonio: “Así deberían de ser los matrimonios: verse dos veces por año. Habría menos divorcios”.Ambos coinciden en que en el gremio de los moneros es común la “buena onda”: Liniers recordó que alguna vez durmió en casa de su admirado Art Spiegelman, con abierta generosidad.Sobre otros precursores, el argentino citó a su compatriota Quino, cuya “Mafalda” leyó desde niño y ahora procura que su hija también la lea: “’Mafalda’ no enseña a portarse bien, enseña a cuestionar a la autoridad”, comentó. Montt agregó dos formas de influencia: la cerebral y la visual, no solo con moneros sino con todo tipo de arte que según sus características enseña a pensar o a ver.
