Sin duda el mundo de las redes sociales navega en el ámbito subjetivo, donde la libertad de expresión le otorga a la gente una falsa idea de seguridad donde pareciera que no habrá consecuencias por lo que dicen, hacen o publican.Países como Francia, Italia, España, Reino Unido, Australia y Turquía han trabajado en la generación de leyes que regulan las acciones de la gente en internet, incluidos los influencers y youtubers.En México organismos como “Tec-Check”, “What The Fake” y “Los Supercívicos” insisten en la necesidad de crear una “#LeyInfluencerYa”, y para ello publicaron un comunicado que se puede leer en la página de tec-check.com.mx. Esta iniciativa buscan regular las prácticas de los influencers en las redes sociales, en lo referente a la información, productos y servicios que ofrecen.En entrevista con esta casa editorial, “What the Fake”, blog que ha ganado popularidad en redes sociales por sacar a la luz casos de plagio de contenido, de influencers que inflan sus números comprando seguidores falsos y exponiendo malas prácticas que se tienen en línea, comenta sobre sus inicios y lo que buscan lograr con la creación de la “#LeyInfluencerYa”, la cual más allá de retomar casos como el de “YosStop” -tema abordado en la edición del 23 de julio de EL INFORMADOR bajo el título “¿Urge crear la ‘Ley influencer’ o sólo estudiar la constitución?”-, se enfocan en contenidos de carácter fraudulento, como las acusaciones de las que ha sido objeto Bárbara de Regil y las proteínas que promueve en sus redes, mismas que nutriólogos han señalado que no son tan nutritivas como la actriz afirma.“Cuando recién creamos Mexican Fake Blogger (MFB), nuestro objetivo estaba centrado 100% en dar a conocer a las cuentas de Instagram (principalmente de moda) que tenían seguidores falsos y que estaban cometiendo fraude al aceptar campañas y colaboraciones sabiendo que sus audiencias eran ficticias. Después de ese comienzo hicimos el rebrand a ‘What the Fake’ (WTF) y nos expandimos a cubrir temas no solo de México sino de toda Latinoamérica y España, y empezamos a cubrir con más fuerza cuestiones como el plagio, la desinformación, el fraude y las estafas”.Día con día el equipo que forma parte de este esfuerzo recibe denuncias por parte de los usuarios de redes sociales sobre malas prácticas de algunos perfiles populares, pero aclaran que antes de publicar cada una de ellas hay un trabajo de investigación detrás y por lo tanto piden a sus seguidores que cumplan con ciertos lineamientos:“Para empezar, damos prioridad a las denuncias que nos llegan a través del formulario en nuestro sitio web y en segundo lugar a las que recibimos vía mensaje directo (DM). En el formulario vienen explicados detalladamente cuáles son los elementos que debe incluir tu denuncia para que sea tomada en cuenta, así que si de entrada no cumple con estas características es más probable que se descarte. La parte más importante de una denuncia son las pruebas, así que si no se incluyen o no hay suficientes entonces la descartamos automáticamente”.Agregan que “después de varios años haciendo esto creemos que hemos desarrollado un criterio bastante oportuno para identificar cuando alguien está denunciando algo que verdaderamente merece la pena y cuando se trata de un capricho o un chisme que sólo busca dañar”.Para esta cuenta que pide la regulación de las malas prácticas, la transparencia en su actuar es primordial por eso explican detalladamente la manera en que obtienen algunos ingresos con su cuenta porque ellos no están en contra de que una persona pueda generar ingresos usando las redes, siempre y cuando “sea honesto y aporte valor”:“Realizamos varios esfuerzos de monetización. En primer lugar está la Lista Roja, que es una especie de base de datos en donde se archivan todos los casos de estafas y fraudes que nos llegan, tanto de influencers como de empresas/negocios. También tenemos una tienda en línea en donde vendemos los libros/guías que hemos publicado y ofrecemos sesiones de consultoría (aunque por el momento están en pausa). Por último, también recibimos donaciones y propinas virtuales de la gente que valora nuestro trabajo y quiere apoyarnos para seguir haciéndolo. Siempre hemos sido muy transparentes con todos los experimentos que realizamos para intentar que nuestro trabajo se remunere y también hemos intentado comunicar que el trabajo de un creador digital, mientras sea honesto y aporte valor, merece ser pagado como cualquier otro”.El equipo de “What The Fake” sabe que la política siempre ha sido polémica pero que en el caso de lo que sucedió durante la veda electoral con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se evidenció el problema con “la falta de transparencia y de integridad de muchos influencers”.“La política siempre crea polémica, por eso en este caso la problemática se dio a conocer en mayor medida. La realidad es que así como sucedió con el PVEM hay muchos problemas más que surgen a partir de la falta de transparencia y de integridad de muchos influencers. Temas como la promoción de productos y/o servicios fraudulentos (apuestas, negocios multinivel), ilegales (piratería, estafas piramidales) y otros como productos milagro o procedimientos que pueden poner en riesgo la salud de las personas, son el pan de cada día”.Lo del PVEM sirvió para poner el tema sobre la mesa y que mucha gente se diera cuenta de que la falta de regulación es un problema serio. “Esperamos que esto sirva para que por fin una normativa en México se pueda hacer realidad”.Ante la situación anterior, “What The Fake” se unió con otras organizaciones como “Tec-Check”, Organización de Consumidores en Línea A.C. y “Los Supercívicos” es que ahora piden a los usuarios que se sumen a su iniciativa en la plataforma de Change.org para que estas prácticas finalmente sean reguladas.“Buscamos que exista una regulación que obligue a los influencers y creadores de contenido a transparentar sus colaboraciones. La publicidad con este tipo de personajes debe ser llamada como tal y tiene que dejar de esconderse bajo el nombre de ‘recomendación’. Si estás recibiendo un beneficio de cualquier tipo por promocionar un producto o servicio en tus redes sociales, tu audiencia tiene derecho a saber que se trata de publicidad”.Además de transparentar esta publicidad, “también nos gustaría que la misma ‘Ley Influencer’ sirva para contrarrestar la desinformación y la promoción productos y servicios fraudulentos, ilegales y que puedan poner en riesgo la salud física y/o mental de las audiencias de influencers y creadores de contenido”.Aclaran que esta idea “no se trata de prohibir sino de transparentar, y de que las personas que tienen grandes audiencias estén más conscientes de que promocionar y/o recomendar también conlleva una responsabilidad. No se está intentando inventar el hilo negro, ya existen regulaciones de este tipo en otros países desde hace años y al menos nosotros no conocemos ni un sólo caso en donde la libertad de expresión de algún influencer se haya visto reprimida”.Más allá de si se logra o no el regular a estas figuras en redes sociales, el equipo que conforma “What the Fake” sabe que esta es una responsabilidad compartida entre las personas que deciden qué cuentas y perfiles seguir.“Por supuesto, el pensamiento crítico es básico para que este tipo de problemáticas puedan solucionarse. Es necesario que la autoridad haga su trabajo y regule, al igual que las plataformas digitales, pero todo empieza por que nosotros como usuarios entendamos nuestro poder, nuestras responsabilidades y nuestras obligaciones. Los influencers no existen sin la gente que los sigue”.Sobre el fenómeno de la venta de productos y servicios en redes sociales, Jorge Negrete, profesor de posgrados de Derecho de la Universidad Panamericana señala que apenas está comenzando a definirse y comportarse, pero que seguirán cambiando los procesos de innovación. Por lo que comenta que en principio hay que conocer los nuevos modelos de publicidad: “A mí me parece todavía es muy pronto pensar en regularlos, me interesaría conocerlos, (para saber) qué está sucediendo, cómo están impactando, a cuántas audiencias llegan, y una vez estudiado y analizado el fenómeno, ver si ya tenemos conductas de afectaciones en materia de competencia económica y daño al consumidor final, y empezar a identificar cuáles son las practicas recriminables y sancionables, pero bajo un trabajo de análisis y de estudio, no sobre una reacción emocional hacia un hecho público”.Sin embargo la recomendación para el público es discernir de la información que se le da en cuanto a contenidos y productos, investigar si lo que le están recomendando es lo ideal, y si lo que se avisa que incluye el producto, de verdad lo contiene, y en caso de que no, se asesore con las autoridades pertinentes.