Tras obtener el año anterior el Cabrito de Oro, principal galardón para el Festival Internacional de Cine de Monterrey (FICMonterrey), y el premio del público del Festival Internacional de Cine de Indianápolis (Indy Film Fest), la película mexicana “El rey de la fiesta” (2021) llega esta semana a las salas de cine en México.Se trata del tercer largometraje de Salomón Askenazi (Ciudad de México, 1985), en el que un hombre de mediana edad atraviesa por una crisis emocional y eso le lleva a suplantar la identidad de su hermano gemelo, a quien presume muerto.En estos términos, para el cineasta estos premios son, además de “un reconocimiento al trabajo”, una medida de reflexión: “me dan cierta confianza, aunque también entran los cuestionamientos sobre si me sentiría mal si no hubiera premios, o qué tanto valor damos a la opinión de los demás o de un jurado. En Monterrey ganamos como Mejor película y en Indianápolis el premio del público, es como quedar bien con el jurado y los espectadores. Eso hace sentir bien”.Con todo, Azkenazi es “consciente de que llegar a estrenar en salas siendo una película mexicana no tan comercial, creo que es un logro. También habla un poco del panorama actual para el cine, donde se da oportunidad a películas diferentes para estar en cartelera. Falta ahora ver si el público agradece y lo demanda”.Temas de identidadLa idea para realizar “El rey de la fiesta”, surge a partir de la intención del realizador por “abordar temas profundos de identidad, de transformación, de cómo se toman decisiones en la vida mirando al pasado lo que buscamos cambiar. Este guion me permitió explorar -con el protagonista y su gemelo- la posibilidad de un personaje al que lo cambia la vida, por completo, lo empuja a una situación en la que debe cambiar y descubrir con ello mucho de sí mismo”.El director tenía claro que “quería narrar desde la perspectiva interior del personaje, por eso hay tantas escenas abstractas, de carácter simbólico, como reflejo de lo que el protagonista está sintiendo. Creo que esta es una película abierta, que el público puede interpretar de diferentes formas”.Ya con el guion, refiere Askenazi que el equipo aplicó para obtener el estímulo fiscal de IMCINE para filmar, “que es un gran estímulo, la verdad, un gran apoyo porque ofrece libertad para hacer la película y brinda recursos a producciones de todo tipo. Asegurado eso, pudimos trabajar más en el guion, y de ahí todo fue conjuntar el equipo y encontrar el reparto ideal. Es una labor de años”.En opinión del director, “El rey de la fiesta” es “mi película más completa, más madura. Pero siempre hay reto y nunca es proceso fácil; pero uno agarra más confianza cada vez y todo se vuelve más dinámico. También he aprendido a disfrutar el momento y valorar hacer cine, porque no es fácil”.Como alguien que ha trabajado ya en la producción convencional y con plataformas de streaming, Askenazi afirma que “es distinto proyectar una película para pantalla grande que para pantalla chica. Al final, todo depende de lo que busques, si deseas hacer cine con aspiraciones más allá de entretener, el formato de pantalla grande es más interesante. Pero no peleo con las plataformas de streaming, porque permiten que se conozca el trabajo en más lugares. Para todo hay ventajas y desventajas”.Cerrado su ciclo de festivales, “El rey de la fiesta” espera después de su permanencia en salas del país la posibilidad de pasar a una plataforma de streaming; para Askenazi, el panorama guarda a futuro algunos proyectos: dos guiones para largometrajes y una serie animada que desarrolla con profesionales de Guadalajara.LO BÁSICOPara disfrutarDirector: Salomón AskenaziReparto: Giancarlo Ruiz/ Daniela Bascopé/ Paulette Hernandez/ Mar Mediante/ Daniel Adissi/ Juan Carlos ColomboSinopsis: “Héctor” es cincuentón y vive una crisis de identidad pues su trabajo le aburre y su familia no lo soporta. “Rafael”, su hermano gemelo, es su opuesto total: relajado, excéntrico, se niega a sentar cabeza y sigue de fiesta perpetua. Cuando “Rafael” sufre un accidente aéreo, “Héctor” decide hacerse pasar por él para poder vivir una nueva vida. Las consecuencias de este intercambio de identidad tendrán un impacto directo en quienes están cerca de él.