La muerte de la actriz Gina Lollobrigida, ayer a los 95 años, conmocionó a diversas personalidades vinculadas al cine internacional, como Antonio Banderas y Sophia Loren.Ésta última, otro de los grandes iconos italianos, de 88 años, dijo estar “profundamente conmocionada y entristecida”, en una declaración a los medios tras la muerte de Lollobrigida con la que tradicionalmente fue comparada a lo largo de su carrera. Por su parte, el ministro de Cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, escribió: “Adiós a una diva de la gran pantalla, protagonista de más de medio siglo de historia del cine italiano. Su encanto permanecerá eterno”. Por su parte, la viceministra de Cultura en Italia, Lucia Borgonzoni, adelantó que se creará un premio con su nombre.“El fallecimiento de Gina Lollobrigida deja un vacío insalvable. Nos hemos puesto inmediatamente manos a la obra para rendir homenaje a una artista extraordinaria, querida y apreciada en todo el mundo. El Ministerio de Cultura creará un premio en su memoria”, señaló. Pocos minutos después de conocerse el fallecimiento, diputados de varios de los principales partidos políticos italianos comenzaron a recordar la larga carrera de la actriz. El ministro de Agricultura y pariente lejano de la actriz, Francesco Lollobrigida, la recordó como “una de las estrellas más brillantes de la cinematografía y la cultura italiana”.Finalmente, el embajador de Alemania en Italia, Viktor Elbling, destacó la importancia de Lollobrigida también en ese país: “Lloramos a Gina Lollobrigida, muy conocida y querida también en Alemania. Con la inolvidable Lollo se ha ido un pedazo de la gran historia del cine italiano, europeo y mundial”, indicó. Sus papeles de “Esmeralda” o de la reina de Saba elevaron a la categoría de “icono sexual” a la actriz italiana Gina Lollobrigida, una belleza mítica que siempre lamentó no haber encontrado a su alma gemela. Luigina Lollobrigida nació el 4 de julio de 1927 en el pueblo de Subiaco, en los montes Abruzos (centro de Italia), en el seno de una familia humilde que más tarde se trasladó a Roma. Estudió en la escuela de Bellas Artes y adoraba el dibujo y la escultura, y dio sus primeros pasos en el cine un poco por azar.“Yo no quería ser actriz sino artista. Era figurante únicamente para llevar dinero a casa. Más tarde me ofrecieron un verdadero papel. No era eso lo que yo quería. Pensé: ‘voy y les pido la luna, un millón’. Me lo dieron y empecé a hacer cine”, contó a Vanity Fair Italia en 2007.De 1947 a 1951 sólo le dieron papeles secundarios, hasta que alcanzó la fama en 1952 con “Fanfan, el invencible”, de Christian-Jaque, vista por 6,7 millones de espectadores.Tras ese papel, esta actriz morena, de silueta voluptuosa y mirada ardiente, actuó en “Beldades nocturnas”, de René Clair, en 1952, y en “Pan, amor y fantasía”, de Luigi Comencini, en 1953.Gina Lollobrigida colaboró con destacados actores, como: Frank Sinatra, Sean Connery, Marcello Mastroianni o Yul Brynner. También trabajó con Humphrey Bogart, en “La burla del diablo” (1954) y con Anthony Quinn en “Nuestra Señora de París”, de Jean Delannoy, en 1956, filme en el que encarnó a “Esmeralda”.Cabe señalar que todos los directores de los años 1950 la querían, pero fue Luigi Comencini quién la impulsó a su máximo esplendor en “Pane, amore e fantasia” (1953), con la que ganó su primer premio, el “Nastro d'Argento”, gracias a un recordado papel junto a Vittorio de Sica.Quizá una de sus trabajos más emblemáticos sea la producción de título premonitorio “La donna più bella del mondo” (1956), junto a Vittorio Gassman, en la que incluso cantó fragmentos de la “Tosca” de Giacomo Puccini.Asentada como uno de los grandes iconos de la "italianidad", Lollobrigida fue poco a poco separándose del mundo del cine, en el que conquistó numerosos galardones, a excepción del Oscar.Estuvo rodando en Estados Unidos hasta 1962 y luego regresó a Italia. Desde entonces, trabajó de forma ocasional para el cine y la televisión, y apareció en algunas películas de los años 1990, como “XXL”, de Ariel Zeitoun (con Gérard Depardieu) y “Las cien y una noches”, de Agnès Varda.Agencias La vida privada de Lollobrigida siempre estuvo en el candelero: en 1949 se casó con el médico yugoslavo Milko Skofic, con el que tuvo un hijo, Andrea, y del que se divorció en 1971.Otra relación famosa fue la que sostuvo con el empresario español Javier Rigau, 34 años más joven que ella.La actriz terminó denunciándolo por estafa y falsedad documental por el matrimonio “por poderes” que contrajeron en 2010, aunque el esposo fue finalmente absuelto en marzo de 2017 y anulado también el casamiento por mano del mismísimo papa Francisco.Aquel año se le pudo ver en el Tribunal de Roma en un aparente buen estado, con su icónico cardado, una capa de un rojo intenso, botas de tacón, sus inseparables gafas de Sol y acompañada por dos asistentes.Gina vivía en una villa de la vía Appia Antica de Roma -en la foto-, contó con la ayuda de su asistente Andrea Piazzolla, a quien Rigau y la familia de la estrella habían denunciado recientemente, acusándole de manipular y de dilapidar la fortuna de la actriz.Lo cierto es que en los últimos años la estrella, sobre la que pesaban indicios de demencia senil, se vio obligada a subastar su imponente joyero.Parte importante de su patrimonio, como los muebles de su mansión, acabaron en un depósito custodiado por orden del juez, después de que la familia iniciara su ofensiva contra el derrochador de Piazzolla.De hecho, este joven nunca escondió su elevado nivel de vida y se le vio con frecuencia llegando a los mejores locales de Roma con coches de lujo y todo tipo de ostentaciones. Gina Lollobrigida tuvo una vida de película, empedrada por joyas y glamour, pero culminada por un sainete sentimental que empañó sus últimos días.Lollobrigida fue una musa indiscutible del nutrido panteón de la cinematografía italiana, coronada como icono de la belleza mediterránea y pero profundamente marcada a lo largo de su vida por el amor, el desamor y los pleitos.El trampolín al mundo del espectáculo se produjo a su llegada a la capital italiana cuando acabó en el escenario del certamen “Miss Roma”, en el que quedó segunda, y posteriormente fue invitada a la final de “Miss Italia”, en la que finalmente triunfó Lucía Bosé.Poco a poco la joven logró entrar en los estudios romanos de Cinecittà, interpretando pequeños papeles, y tres años más tarde recibió una oferta del millonario productor Howard Hughes por la que tomó un avión para volar a aquel Hollywood efervescente.Sin embargo, tardó poco en arrepentirse, al darse cuenta de que sólo podría trabajar en producciones de su mecenas, y fue entonces cuando decidió regresar a su Roma para iniciar una carrera que la consagraría como una de las actrices más aplaudidas en Europa; trabajó en más de 60 cintas y diversas piezas teatrales, así como papeles en series televisivas. CT