Viernes, 22 de Noviembre 2024

Familia real británica agradece muestras de afecto del público

Los ahora duques de Sussex pospondrán su luna de miel,  para atender compromisos familiares 

Por: NTX

Por la noche, los recién casados salieron del castillo rumbo a la fiesta privada que ofreció el padre del novio. AFP / S. Parsons

Por la noche, los recién casados salieron del castillo rumbo a la fiesta privada que ofreció el padre del novio. AFP / S. Parsons

La familia real británica agradeció las muestras de afecto a las personas que se trasladaron a Windsor, así como a los países del Commonwealth y del mundo que siguieron por televisión la boda del príncipe Enrique y Meghan Markle, Duques de Sussex.

 

Los recién casados decidieron posponer su luna de miel y volver a su residencia del Palacio de Kensington en Londres para atender compromisos familiares como el inicio de los festejos del cumpleaños número 70 del príncipe Carlos este 22 de mayo.

La boda de los Duques de Sussex, Enrique y Meghan, cumplió con la tradición de bodas reales con la pompa y circunstancia que amerita el enlace de uno de los nietos de la reina Isabel II, y el sexto en la línea de sucesión al trono británico.

El vestido blanco y velo de la casa de modas Givenchy de la novia y el uniforme militar de gala del príncipe Enrique cumplieron con lo que se espera de una boda real.

Sin embargo, Meghan Markle, de 36 años de edad, optó por un diseño con los hombros semidescubiertos, cambiando el protocolo de que las novias deben estar cubiertas en bodas religiosas.

El príncipe Enrique, de 33 años de edad, tuvo que pedir permiso a la reina Isabel de Inglaterra para romper con el protocolo militar y usar el uniforme con barba y bigote, una excepción que aceptó la monarca para complacer a su nieto.

Los 600 invitados a la Capilla de San Jorge lucieron modelos sobrios y coloridos acompañados de sombreros y tocados, mientras que los diez pajes y las damas de honor (entre dos y siete años de edad) cumplieron con puntualidad y esmero su papel en esta boda real.

La sorpresa de la boda fue el sermón del primer líder religioso afroamericano, Michael Curry quien pronunció un enérgico discurso sobre "el poder del amor" que se extendió unos minutos más allá del tiempo reglamentado.

En algún momento después de mencionar Instagram y Facebook el Obispo Primado de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos puso un alto al sermón para dar paso a un coro de góspel que interpretó "Stand By Me".

El Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, máximo jerarca de la "Church of England" estuvo a cargo de hacer el intercambio de promesas y argollas para hacer la declaración oficial de "marido y mujer".

El tradicional beso de los recién casados al pie de las escalinatas de la capilla fue capturado instantáneamente por el "pool" de fotógrafos y apreciado por los invitados de las distintas organizaciones de caridad invitados a los jardínes del Castillo.

En medio de un sol esplendoroso se realizó el paseo en carruaje de 25 minutos que permitió a las miles de personas ver a los sonrientes novios por unos segundos en esta boda que fue calificada como "la boda del pueblo".

En el almuerzo que ofreció la reina Isabel, los invitados degustaron cordero de Gales, canapés de langostino y macarons de pistache y champaña.

En rompimiento con el tradicional pastel de frutas que dura muchos años y es exhibido más adelante, la pareja favoreció un pastel de limón y flor de saúco cubierto de crema batida que fue servido durante el almuerzo.

Por la noche cuando las calles de Windsor estaban prácticamente vacías, los recién casados salieron del castillo rumbo a la fiesta privada que ofreció el padre del novio, el príncipe Carlos para un exclusivo grupo de 200 amigos y familiares.

La novia se cambió el vestido para lucir un atuendo blanco de la diseñadora Stella McCartney -hija de Paul McCartney- mientras que el príncipe Enrique lució un esmoquin.

Ambos abordaron un auto convertible tipo Jaguar de 1968 que desde entonces ha sido convertido a motor eléctrico y que fue manejado por el príncipe Enrique.

Durante la recepción privada de la noche los recién casados bailaron su primera melodía y allí se leyeron los tradicionales discursos del padrino de la boda, el príncipe Guillermo, del príncipe Enrique y de la propia Meghan Markle -en un rompimiento con la tradición en bodas reales en el que las novias no dan un discurso.

La noche concluyó con un destello de fuegos artificiales que iluminaron el cielo de Windsor, a unos 40 kilómetros al oeste de Londres. 
 

EDML

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