En el marco del FICG, el documental “Tratado de Invisibilidad”, de la directora Luciana Kaplan, tendrá su estreno hoy; el proyecto compite por el Premio Mezcal, en la categoría de documentales.La película hace una reflexión sobre las mujeres que se dedican al aseo y limpieza del espacio público en la Ciudad de México, trabajadoras que laboran en precarias condiciones, que tiene que comprar ellas mismas sus insumos y que al ser subcontratadas generalmente no encuentran un respaldo a la hora de exigir sus derechos.“Hay una especie de trato de invisibilidad por parte del gobierno, de las empresas, pero también de los ciudadanos, de cómo realmente pensamos que las ciudades se limpian solas y no es así, hay todo un batallón de gente que se dedica a la limpieza y que sostiene a las ciudades. Pero su trabajo no sólo no es reconocido, sino que es precarizado y donde hay una cantidad de abusos que uno se pregunta por qué tiene que ser de esa manera si están haciendo un trabajo que es esencial para todos y nosotros no lo reconocemos desde ningún ángulo o perspectiva. Entonces, hay que lanzar esta pregunta de lo que está pasando con el ramo de la limpieza pública”, comparte Luciana en entrevista para EL INFORMADOR, cuestionando en qué punto están las responsabilidades del gobierno, de las empresas y de la ciudadanía.A partir de 2019, Luciana comenzó a hacer una investigación con mujeres entre los 20 y 65 años, dedicadas a la limpieza de espacios públicos, según acota en sus notas, es decir, mujeres trabajadoras del Metro, barrenderas, empleadas de oficinas públicas y basureras. Es así que realizó en los últimos años alrededor de 50 entrevistas. En este proceso, la directora, según acota, constató que todos los empleados que trabajan en este ramo -salvo los que limpian el primer cuadro del Centro Histórico- se encuentran contratados por compañías externas no reguladas conocidas como “outsourcing”, subcontratadas a su vez por instancias gubernamentales. “Hay esta necesidad de lucrar con la pobreza del otro, donde se les da lo mínimo y en malas condiciones, además, se les quita todo lo que se puede. Estas son compañías que están ganando mucho dinero justo por estar lucrando con la precariedad de los empleados, y el gobierno lo permite y lo ha permitido por muchos años y con todos los partidos (políticos). Entonces, es momento de cuestionarse qué está pasando y cómo se puede cambiar esta situación, porque nadie se lo pregunta y nadie lo plantea, porque aquí estamos hablando de la privatización de los espacios públicos en el caso de la limpieza”, añade. La narrativa del documental es en blanco y negro, refiere Luciana que esta decisión fue porque precisamente es un universo que nadie ve, es otra realidad en México que nadie cuestiona, además de que presentar la película así unifica los espacios donde se rodó y también le da un sentido de atemporalidad porque es una problemática de muchas décadas donde además el futuro augura que la situación seguirá igual.Además, se tomó la decisión de que la historia se basara sólo en mujeres trabajadoras de la limpieza, porque en un mundo “de hombres”, ellas tienen la responsabilidad de seguir limpiando en sus hogares, de ocuparse de las tareas del hogar: “La decisión fue porque este es un tema muy amplio y tenía que acotarlo, así que fue interesante verlo desde el punto de vista de las mujeres, pues además de hacer su trabajo, tienen que ir a hacer un trabajo de casa y cuidados que los hombres no necesariamente hacen. Entonces, es un trabajo de limpieza que nunca termina”. Funciones CT