Tras inaugurarse este domingo el foro “Las mujeres en el cine y la industria” durante la tercera jornada de actividades del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), la mesa de diálogo “La mirada femenina: Nuevas narrativas audiovisuales con perspectiva de género” llegó para explorar distintas perspectivas sobre no solo cómo la mujer cada vez tiene mayor presencia en la industria, sino cómo también han cambiado las narrativas y personajes de las historias y cómo esto se ve impactado desde la oferta laboral en las distintas áreas de producción y hasta cómo eso impacta, por ejemplo, en la vestimenta o propuesta visual de una trama.La charla, moderada por María Fernanda Céspedes, tuvo en su panel a las cineastas y productoras Agustina Chiarino (Uruguay), Sandra Solares (México) y Ana Endara (Panamá), quienes compartieron su experiencia al encabezar producciones y cómo cambian los procesos de trabajo al estar comandados por una mujer o una producción integrada en su mayoría por mujeres.Entre los principales tópicos que se expusieron fue sí, independientemente de la presencia en aumento de mujeres en la industria cinematográfica, hay una “presión” o “exigencia” o no por cumplir o establecer cuotas de género que garanticen la participación de voces femeninas y sí esto también se refleja en la calidad de las historias y discursos vistos en la pantalla.“Sí he notado que en los últimos años, la cantidad de mujeres, la diferencia de incrementos en proyectos dirigidos y escritos por mujeres ha aumentado muchísimo, es una realidad, más allá de una cuota que imponen”, indicó Agustina Chiarino al destacar que esto es un proceso natural que desde hace tiempo se ha gestado y es evidente en la demanda creciente de mujeres participando y aplicando a competencias y festivales internacionales.Sandra Solares, quien ha participado en proyectos como “Y tu mamá también” y quien actualmente trabaja en la próxima película de Luis Estrada, por ejemplo, reflexionó sobre cómo una cuota impuesta para la participación de mujeres en un proyecto impacta o no en la esencia de la película que se busca realizar, o si en realidad se tiene que apostar por alguien que simplemente ofrezca el talento necesario para el filme más allá de su género, aunque también enfatizó en que la llamada “cuota de género”, permite rastrear y establecer contacto directo con mujeres cineastas que quizá no se tenían a primera vista.“Creo que forzar las cosas hacia un lugar, encasillarlas, uniformarlas, hacer formulas, puntos a favor por ciertas casillas que se llenen, para mi limita la creación, limita la sensibilidad de un director el hecho de tener que considerar una cuota de cierto personaje para no herir alguna sensibilidad, porque entonces no puede ser real y coherente con la historia”, apuntó Sandra Solares, al ahondar que más allá de las cuotas que se puedan pedir para dar luz verde a un proyecto, también esto es reflejo de los cambios que se han logrado desde lo positivo para ampliar el diálogo y apostar por nuevas narrativas y formas de vivir y hacer cine: “Lo que sea perfecto para tu proyecto sería ideal”.AC