Vittorio Storaro arribó a Guadalajara para ofrecer una conferencia magistral dentro del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), en el Conjunto Santander de Artes Escénicas.Habló sobre el oficio, empezando por el nombre: “Nunca me gustó el nombre de director de fotografía. La fotografía es una imagen; la cinematografía necesita tiempo y ritmo (la música). Cuando en Estados Unidos empezaron a llamarlo ‘director de fotografía’ cometieron un error. Así hay dos directores, es un conflicto, no hay armonía... Además no soy fotógrafo: hago cinematografía, creo que está claro”.Al principio de su carrera todavía predominaba el cine en blanco y negro, algo que explicó: “En los sesenta mucha gente tenía miedo del color, aunque se podía utilizar desde los treinta. Los técnicos tenían miedo: el color no trataba bien a las sombras, creaba conflicto con el vestuario y maquillaje. Creían que el color era bueno para comedia y musicales: el blanco y negro para los dramas”. En cuanto a formatos, más tarde agregó: “A veces la imaginación es más importante que el conocimiento... y lo más importante es la idea, no el medio: una historia puede estar en 3D, en digital, pero lo que importa es la idea detrás”.El ganador de tres premios Oscar platicó sobre su cuarto libro, titulado Musas: “Allí pongo todas mis investigaciones”.Además de seguir trabajando, continuará con la escritura: “Quiero transmitir mi conocimiento a los jóvenes... siento que me confieso con ustedes: quiero darles el conocimiento de mi viaje”.Actualmente, Storaro trabaja en Guadalajara con el director estilo Carlos Saura, en El rey de todo el mundo.