El cineasta peruano Francisco J. Lombardi es de los invitados estelares del FICG, al ser el receptor del Mayahuel Iberoamericano por su trayectoria (se entrega hoy durante la inauguración del FICG). El director recibió la noticia de su reconocimiento: “Con mucho agrado. Tengo ya un poco más de 40 años de hacer películas, aún en esta etapa siempre es estimulante que me digan que ha valido la pena hacer lo que he hecho. Siempre es un elemento de gran estímulo, sobre todo en una época en la cual se ha hecho un poco más complicado hacer cine para mí”.Por celebrar su filmografía, el Mayahuel Iberoamericano es también una invitación a regresar a sus películas, algo que Francisco realiza “Cada cierto tiempo. Tengo la oportunidad de ver las películas, han mantenido una presencia en el tiempo como para este tipo de cosas de trayectoria. O por parte del Perú, donde las embajadas piden funciones para muchos lugares”.Al revisitar sus creaciones Lombardi advierte grandes momentos en su carrera: “Una etapa de aprendizaje, hasta que hice ‘La ciudad y los perros’ en 1985. Fue a Cannes, ganó en San Sebastián. Comienza una etapa muy productiva, luego ‘La boca de lobo’, ‘Bajo la Piel’ y otras. Es la etapa que considero la más importante. Luego vino una etapa intermedia, donde resalto ‘Tinta roja’ y ‘Ojos que no ven’. Y esta última, la más complicada: primero porque perdí un poco mi fuente de financiamiento (las posibilidades de coproducción), y por otro porque he perdido un buen vínculo con el público. Antes hacía películas con mucha asistencia del público, aparte de la buena crítica y los premios. Es complicado hacer películas con buena crítica y el público”.El director abundó sobre esa evolución en la industria: “Ha cambiado mucho el público, hemos entrado mucho en la cultura del multicinema: van al cine para comer popcorns, sin saber qué película verá de las 10 que hay. Diferente al público anterior que peleaba para ver una película, menos influido por los medios. Son tantos medios que desorientan. Eso hace que se produzca una cierta distancia”. Estas condiciones son terreno en el que los realizadores en el continente tienen que trabajar: “Genera un nuevo desafío en Latinoamérica: cómo reconquistar al público. Habiendo tan buenas películas en los últimos años lo que preocupa es que hacemos cine pensando más en proyectos personales, en festivales. Dejamos al cine estadounidense tomar las pantallas”.Algunas de sus cintas son historias que provienen de libros, en donde ha adaptado obras de escritores peruanos y latinoamericanos, principalmente: Vargas Llosa ("Pantaleón y las visitadoras" y "La ciudad y los perros"), Juan Ramón Ribeyro, Enrique Congrains, Jaime Bayly ("No se lo digas a nadie"), Alberto Fuguet ("Tinta roja"), Alonso Cueto ("Mariposa negra").Lombardi comentó al respecto: “Depende mucho del momento, de la coyuntura. Hay películas que son de libros que acababa de leer. Otros como, ‘La ciudad y los perros’: la leí a los 16 años y fue un descubrimiento, un redescubrimiento de la literatura. Mi padre era un gran lector, leía desde pequeño, pero libros de mundos muy distintos: ‘La ciudad y los perros’ hablaba de las calles por las que pasaba. Me hizo ver que podía ser algo muy vivo, muy cercano”.Otro factor para hacer una película ha sido contar algo sobre su entorno. A propósito de la actualidad que vive Perú con la destitución del presidente Viscarra, el cineasta compartió: “Es consecuencia de una serie de gobiernos, que vienen desde Fujimori y Alan García. Dejaron abandonado el tema de la educación, con un nivel cultural bajo, una educación mínima. Por eso las elecciones son actos fallidos: hemos tenido un nivel de representación muy pobre, tanto en congresos como con los presidentes elegidos”.