Los que ya no son niños pero lo fueron, puede que recuerden en los créditos de sus caricaturas la constante firma: Hanna-Barbera.Si bien Hanna Barbera no fue (como muchos creían) una genial mujer dibujante que sacó partido a su imaginación y la masificación de la tv en la segunda década del siglo pasado, sí fue un prolífico dúo creativo, William Hanna y Joseph Barbera, que hicieron todo esto y más…Los Picapiedras, El oso Yogi, y Tom y Jerry, formaron la educación visual y emocional de varias generaciones de niños expuestos, desde sus casas, al trabajo de este par de emprendedores cuyos éxitos comenzaron a descollar en la década de los 50.Quizás una de las claves para su triunfo fue no subestimar nunca a los niños, su público, pues cada idea concebida (y a su vez cada capítulo escrito y producido) llevaban impresos la calidad de quienes respetan a sus audiencias.Basta con ver los reconocimientos que comenzaron a recibir con su primera creación laureada: Tom y Jerry, cuya rivalidad fue animada en clásicas bromas y persecuciones que terminaron por grabarse en el imaginario colectivo, además de valerles siete premios Oscar, caso inédito para cualquier serie con los mismos protagonistas. De hecho, el equipo Hanna-Barbera recibió ocho premios Emmy, entre ellos el Premio del Gobernador de la Academia.Mientras que Barbera concebía los chistes y los ingeniosos dibujos, Hanna el sentido clave de la oportunidad. Tanto guionista como director tenían la facultad de producir dibujos animados de alta calidad año tras año. Un récord.A mediados de los 50, MGM donde trabajó y se conoció el dúo dinámico desde los 30, cerró su departamento de animación, por lo que Hanna y Barbera empezaron a trabajar por su cuenta.A pesar de trabajar con el presupuesto más bajo de la televisión en su época, ambos creativos lograron dotar de los elementos necesarios a su hit, Los Picapiedra, para convertirlo en un éxito de máxima audiencia.El éxito de Los Picapiedra motivó a repetir fórmula, esta vez en el futuro, para dar paso a Los Supersónicos (recordados en estos días por sus locas profecías cumplidas de la tecnología del hoy).Los éxitos fueron disminuyendo el asunto del presupuesto, aunque el ingenio de sus productores nunca permitió que esto fuera un problema. De hecho, ellos dieron origen a un tipo de animación más centrada en los diálogos y la historia que en el movimiento mismo.¿Recuerdas los interminables fondos cíclicos que se repetían y repetían mientras los personajes corrían? Bueno, eran eso, una efectiva ilusión que permitía trabajar y producir, a pesar del presupuesto.En 1969 Scooby-Doo alcanzó su propio éxito y más adolescentes llegaron a la televisión para resolver nuevos misterios con sus mascotase: Josie y sus Gatimelódicas (1970), El súper-veloz Buggy Buggy (1973) y Mandibulín (1976).No obstante, de cara al surgimiento de una competencia más agresiva, el estudio de Hanna-Barbera comenzó a tener problemas en los 80’s, por lo que el magnate de los medios, Ted Turner, lo compró e integró a la programación de su paquete de canales de cable.De esta forma, Warner Brothers pasó a tener dos estudios de animación al mismo tiempo: Warner Bross Animation Studios y el de Hanna-Barbera.Hanna y Barbera continuaron trabajando como directores en los noventas junto a nuevos talentos para crear nuevas caricaturas, transmitidas en el nuevo canal para televisión por cable Cartoon Network. Ambos continuarían como supervisores, consultores y productores de varias nuevas series del canal hasta la muerte de William Hanna, el 22 de marzo de 2001. Barbera siguió hasta su fallecimiento, el 18 de diciembre de 2006. Sus últimos trabajos homenajearon a sus grandes éxitos: una película para video sobre Scooby Doo (Hanna) y un corto de Tom y Jerry (Barbera), ambos producidos por el unificado estudio de animación de Warner Brothers, donde decantó el trabajo de ambas leyendas de la animación y, claro, de millones de infancias en todo el mundo.CP