Explorar la vida es una de las experiencias más bellas y difíciles que tiene el ser humano; sobre todo, cuando se está por abandonar la niñez para entrar a la adolescencia, ese contexto lo traslada el director Alejandro Andrade Pease a su ópera prima “Cuernavaca” que compite por el Premio Mezcal en la categoría de Mejor película en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).La cinta protagonizada por Carmen Maura, Emilio Puente y Moisés Arizmendi es el retrato de una familia disfuncional donde se desarrollan varias particularidades; por ejemplo, la ludopatía, la falta de comunicación, el exilio y el explorar nuevas emociones que recaen en el protagonista “Andy” (Emilio Puente), quien tiene una vida normal con su madre hasta que ella muere y él tiene que vivir en Cuernavaca donde vive su abuela (Carmen Maura). Y mientras se resuelve qué sucederá con él, comenzará a vivir una serie de cosas que lo harán madurar de manera abrupta, pues como lo dice el slogan de la cinta, “hay lugares que te cambian la vida”.“Yo llevaba nueve años viviendo en España y ya quería hacer un largometraje, estaba trabajando en películas de otros directores en Rumania, en India y en España. Entonces, me puse a escribir y en la época en la que estaba buscando qué historia era la que quería contar, me venían muchos recuerdos de la casa de Cuernavaca de mi abuela, vivía en un departamento del centro de Madrid que tenía unos muebles oscuros y de alguna manera extraña ese espacio me recordaba al hogar de mi abuela”, señala Alejandro en entrevista con este medio, con respecto a cómo surgió la idea de gestar esta historia que tendría su estreno comercial en salas de cine este año.“Tenía todo basado en mis recuerdos, pero no tenía una historia y fue buscarla dentro de ese ambiente, además quería contar una historia de transformación, un personaje que empezara de una forma y terminara por completo en otro momento de su vida”. Y aunque el protagonista de alguna manera rompe con su inocencia, sigue siendo un personaje empático con la audiencia.“Era importante lograr la empatía con el personaje, que te identificaras con él y pudieras sentir cariño, que te pusieras de su lado. La premisa un poco es que cualquiera de nosotros podemos caer en esas cosas violentas, que la gente que ejerce violencia tuvo una historia donde fue víctima”.Otro de los puntos en los que se enfocó fue en tener en el reparto a actores con experiencia como Maura, Arizmendi y Mariana Gajá y enfrentarlos con no actores como es el caso de Emilio, a quien conoció en una cena y lo invitó a realizar un taller actoral con otros niños que también competían por el papel. En el filme, también participa una chica down y las personas que interpretan al personal del servicio en la cinta tampoco tenían experiencia, como lo explica él; “quería desde el inicio un choque cultural”, señala el director.