La escritora, directora y actriz mexicana, Claudia Sainte-Luce, llega al Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) para presentar su reciente película “Amor y matemáticas”, protagonizada por Roberto Quijano y Diana Bovio. Un filme que aborda la insatisfacción de sus personajes por la vida que llevan, dictada casi siempre por las reglas de la sociedad y aunque tienen la posibilidad de cambiar el rumbo, parece que suele ser mejor quedarse en la zona de confort.La cinta, antes de llegar a Guadalajara, tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto. EL INFORMADOR sostuvo una charla con la realizadora para conocer a detalle este filme que está compitiendo por el Premio Mezcal del FICG. “Este guion es de Adriana Pelusi, es la primera película que filmo y que no fue escrita por mí; a ver cómo le va en el festival”.Sobre los retos que encontró en el sentido de rodar una cinta cuyo guion no escribió, Claudia comparte que para ella era muy importante respetar el guion tal cual estaba escrito: “Y luego potenciar eso que estaba en palabras, en imagen, no sé si se logra chido, si estará bien, pero yo me divertí mucho haciéndolo”.En cuanto a las reflexiones que provocará la película en la audiencia, expresa que deseaba tomar este guion de “Amor y matemáticas” no sólo por el hecho de desarrollar algo que ella no escribió, “también porque era un guion que me gustaba de principio a fin por los personajes. Porque son dos personas que prefieren quedarse en una zona confort, en un lugar cómodo y no atreverse, así que quería explorar a los dos, alguien que no se atrevió a cumplir sus sueños y alguien que está con una persona donde ya tocaba casarse y tener hijos”.Así que la premisa es que estos dos personajes con sus insatisfacciones se encuentran en el mundo, pero al final deciden quedarse en el lado más seguro. Roberto interpreta a “Billy”, un hombre casado con un hijo al que cuida mientras su esposa va a trabajar; él, en su juventud, perteneció a un grupo musical y dejó de lado esta etapa para ser un padre de familia que aún no encuentra su lugar en el mundo. Por otro lado está “Mónica” (Diana Bovio), su vecina, quien parece que no es feliz en el matrimonio en el que se encuentra y ambos comenzarán a vincular sus soledades. Además, esta cinta maneja un humor muy peculiar, mantiene un ritmo que hace al espectador empatizar con las situaciones que viven los personajes. “Para lograr este tipo de comedia, pensaba que era importante no burlarse de los personajes, ni tampoco que los actores hicieran comedia de pastelazo y que el diálogo lo dijeran de cierta manera. Al contrario, entenderlos y tratar de no juzgarlos nunca (a los personajes), que la comedia esté dada por la situación”.También se mantiene una crítica con respecto a cómo se desarrollan las personas que siguen los cánones impuestos, como casarse, tener hijos, salir a comer y convivir con los vecinos para la carne asada. “Quienes somos de la clase media a veces pensamos que la seguridad de una casa y de una familia es lo que nos va a traer tranquilidad para el futuro, pero no necesariamente es así, a veces las cosas más pequeñas son las que nos hacen felices”.La película se desarrolla en Monterrey y es por un par de cuestiones, porque la guionista es originaria de esta ciudad y porque en esta metrópoli hay una peculiaridad, “San Pedro, digamos, es el área fresa donde vive la gente de mucho dinero y Cumbres sería como estos fraccionamientos que rodean Guadalajara donde todas las casas están iguales y donde te venden como una cosa aspiracional, pero que son casas chiquitas donde los cuartos son dos o máximo tres y esa es la aspiración de un profesionista”.Entonces, la directora quería tener esta estética, “desde el principio nos fuimos allá para ver cuánto iba a costar más o menos la película. Siempre da miedo salir de la Ciudad de México porque todas las empresas de renta y staff viven la mayoría allá, pero fue lindo ir abriendo camino por otros lados y demostrar que se puede hacer cine en Monterrey, Guadalajara, Veracruz o Puebla y la gente también reacciona distinto cuando se hace una película en sus Estados”.En el filme también participan los actores e influencers, Daniela Salinas y Marco Alfonso Polo Guerra, entre otros histriones, más la participación de un perrito que le causó muchos dolores de cabeza a la directora, pero cuya aportación es indispensable para desarrollar el hilo conductor de la trama. Después haber formado parte de una famosa banda juvenil, “Billy Lozano” (Roberto Quijano) es hoy en día un hombre casado que vive una vida de lo más aburrida en una zona acomodada a las afueras de la ciudad de Monterrey. Es evidente que se siente muy frustrado con su estilo de vida y es que a pesar de que vive en la casa de sus sueños, se siente el mayor perdedor del mundo. Debido a que su último negocio volvió a fracasar, no tiene otra ocupación más que cuidar a su hijo y al perro de su esposa. Un día conoce a “Mónica” (Diana Bovio), una ex fan del grupo, quien se muda a la casa de enfrente y lo anima a retomar su carrera artística, por lo que su vida nunca volverá a ser la misma, o ¿sí? CT