Sensibilizar sobre la migración desde diversas perspectivas es parte de lo que ofrece “Chéche Lavi”, documental que inicia su recorrido por América del Norte teniendo al Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) como primera escala de proyección.El documental dirigido por Sam Ellison y producido por el mexicano Abraham Ávila, presenta la travesía de Robens y James, quienes reflejan parte de los obstáculos y complicaciones que la población haitiana experimenta en su búsqueda por una mejor vida al decidir dejar su tierra natal, en especial, tras el terremoto de 2010 que sacudió a la isla devastadoramente.“Chéche Lavi” no se trata de un testigo más sobre los fenómenos migratorios, la historia retrata los diferentes panoramas que un migrante enfrenta aun teniendo sus papeles en regla, sin embargo, tiene que estar a la espera de que las autoridades estadounidenses se decidan a brindarle una entrevista para encontrar asilo, posibilidades laborales y por fin puedan dejar los límites fronterizos y los albergues saturados y carentes.“La parte más difícil de toda esta historia y proyecto era decidir en qué momento poner el punto final. ‘Chéche Lavi’ es una mezcla de lenguajes. Llega un momento en que los personajes no entienden a los demás, como espectador también entras en este contexto. Los diálogos son otro elemento narrativo dentro de la película, que puede verse como una barrera, un reto que superar, te dice qué está pasando en la realidad”, explica el director.Sam Ellison señala que atender este tipo de historias desde la cinematografía resulta verdaderamente un reto para la producción, pues se debe tomar con toda sensibilidad el sufrimiento y nostalgia, en este caso, de los migrantes haitianos, quienes antes de llegar a Estados Unidos transitan hasta por nueve países, incluido México, en condiciones sumamente difíciles.“De la idea original al resultado que vemos en pantalla, cambió casi todo. Todo lo que pensábamos que ocurriría cambiaba. Lo que nos parecía mejor era estar en el momento, esto es un claro ejemplo de cómo se realiza el cine, en especial en este que es una fusión entre documental y ficción en el que hay una idea que es una semilla pero empuja a todo lo demás para que sea una película”, detalla Abraham Ávila, al resaltar que “Chéche Lavi” está dentro de la selección y competencia por el Premio Mezcal (que se dará a conocer el 15 de marzo y va por el Mejor largometraje iberoamericano documental).El productor Abraham Ávila, quien comenzó a participar en el FICG en la segunda generación del Talent Campus como becario de guionismo, destaca que parte esencial para el aterrizaje y desarrollo de “Chéche Lavi” fueron Rachel Cantave como productora, antropóloga y de origen haitiano, además de Nora Mendis, quienes desde sus trincheras aportaron los conocimientos necesarios para abordar la historia.“Desde nuestra primera plática Sam y yo fuimos a ver a esta comunidad, sabíamos que esto podría dar para muchas historias. Sabíamos que necesitaríamos a más gente, aunque yo soy de Tijuana y conozco la ciudad, y Sam tenía su idea, pero entendíamos las barreras que podían existir, como el idioma. Si algo nos gusta de este documental es que cada vez que lo vemos apreciamos cosas diferentes, lecturas distintas que van al mismo punto”.Tras su estreno internacional en el Festival de Rotterdam (Países Bajos) y su proyección debut en el primer día de actividades del FICG, la producción de “Chéche Lavi” comenzará a trazar su ruta por más festivales y concretando acuerdos con más distribuidores con un perfil latinoamericano.
