Sábado, 23 de Noviembre 2024

Cannes muestra su rostro duro

La jornada del jueves en el festival francés tuvo pocos aplausos y duras críticas para las cintas proyectadas

Por: EFE

“Roubaix, une lumière”. El elenco de la película francesa no logró emocionar al público de su propio país. AP

“Roubaix, une lumière”. El elenco de la película francesa no logró emocionar al público de su propio país. AP

El canadiense Xavier Dolan y el francés Arnaud Desplechin protagonizaron ayer la jornada más floja de la competición oficial del 72 Festival de Cannes con dos filmes recibidos con frialdad por el duro público que asiste al evento y que suscitaron muy poco interés.

Mientras Dolan cuenta una historia de amor y amistad en “Matthias et Maxime” que se queda casi en un ejercicio estudiantil, Desplechin presentó “Roubaix, une lumière”, un filme policíaco con tintes sociales que parecía el episodio piloto de una serie fallida.

Para Dolan fue el regreso a Cannes tras ganar hace tres años el Gran Premio del Jurado con “Solo el fin del mundo”. Y llegó con un filme en el que trató de explorar vías diferentes para su cine.

“Es un filme de transición, tengo 30 años, he llegado al final de una década que he pasado aquí en Cannes con todo tipo de sentimientos, victorias, decepciones, rechazos, triunfos, reencuentros... Ha sido rica emotiva, psicológica, intelectual y artísticamente”, explicó el realizador y ahora actor en una rueda de prensa.

Por eso, este filme, “sin ser una amalgama” de todos sus trabajos anteriores, sí le ha servido, en el plano formal, para “intentar otras cosas” y explorar otra parte de sí mismo.

En “Matthias et Maxime” realiza las dos tareas y se dirige a sí mismo y a un grupo de sus amigos en la vida real porque quería trasladar a la pantalla el sentimiento “de amistad en grupo” que ha experimentado por primera vez en los últimos años.

Dolan es “Maxime” y Gabriel D’ Almeida Freitas es “Matthias”, dos amigos que ven cómo su relación evoluciona hacia algo más, pero no se atreven a afrontarlo. En su opinión no es un filme sobre la homosexualidad, sino “sobre el amor y punto”.

No emociona

En un estilo totalmente diferente, “Roubaix, une lumière”, una película a la que Arnaud Desplechin llegó cuando decidió que quería grabar algo sobre su ciudad natal, en el Norte de Francia, junto a la frontera belga.

Se acordó entonces de un hecho real ocurrido hace una quincena de años, el asesinato de una mujer de 83 años a manos de dos mujeres jóvenes. Y decidió llevar este hecho a la gran pantalla mezclando a actores profesionales con habitantes reales de Roubaix, como explicó en rueda de prensa.

Léa Seydoux, Sara Forestier, Roschdy Zem y Antoine Reinartz protagonizan una historia a la que le falta suspenso para ser un thriller y tensión para ser un drama.

“Zem” es Daoud, un comisario de policía que de perfecto es irreal; Reinartz un joven agente que llega al barrio más pobre de Francia con ganas de cambiar el mundo y Seydoux y Forestier, dos mujeres que viven en medio de una gran miseria, tanto económica como moral.

“Me he permitido rodar mi ciudad pero no he querido encerrar a los personajes en un gueto social. Es cierto que estamos aplastados por las condiciones sociales y el mundo es cada vez más violento, pero el cine puede fotografiar el origen social de alguien pero también su alma”, señaló el realizador.

Un filme que el propio director reconoció que aunque tiene códigos de cine negro, no es un thriller, y que pese a que quería hacer un drama, en realidad le salió un melodrama con toques de tragedia.

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