Hoy viernes 10 de agosto se estrenó en Netflix la primera temporada de "La casa de las flores", dirigida y escrita por Manolo Caro, donde son los personajes femeninos los que toman el mando de la historia de este melodrama moderno que se aleja de la exageración telenovelesca para subir el nivel con un hilarante humor negro que engancha desde el primer capítulo.En ese sentido es Cecilia Suárez la que comparte que hacen falta más directores arriesgados como Caro para darle un giro a las novelas que se contaban en América Latina. "Las novelas son un melodrama, son el género latinoamericano por excelencia, es con lo que nos identificamos y lo que conforma parte de nuestra escenografía sentimental. Y en ese sentido, ¿qué le vas a debatir a la novela? Nos ha construido a cada uno de nuestros países, pero a lo que voy es que a mí no me parece que eso esté mal, lo que me parece es que la novela no se movió de lugar y permaneció en un formato que hace 30 o 40 años funcionaba, pero que hoy necesita retomarse con otro lenguaje y con otras temáticas".Destaca que por eso el streaming llegó y le dijo "con permiso, porque tenemos otros temas que nos interesan más. Manolo retoma el melodrama sin miedo lo cual es digno de aplaudirse para un director de su generación que difícilmente se acercan al melodrama, pero lo invade de temas que a él realmente le importan y le mete humor negro para que sea como una nueva versión de eso".En la trama, que se centra en la familia "De la Mora", cuya matriarca es "Virginia" (Verónica Castro), se vive de apariencias, algunos llevan una doble vida y otros no encuentran su lugar en este mundo. El negocio familiar son las flores, pero hay otro alterno donde las lentejuelas y las pelucas son las estrellas. Al morir la amante del padre de esta familia, una serie de desavenencias estarán por suceder."Cada personaje tiene un mundo propio y eso es lo que lo hace increíble, que Manolo lo sabe manejar muy bien, sabe cómo darle a cada personaje una vida muy enriquecedora y sí lo disfrutamos muchísimo. Yo estaba con mucha expectativa porque no pudimos leer los guiones en un principio, era como secreto y los leímos hasta muy poco antes de iniciar la serie, pero yo sabía que era calidad segura, a mí me tocó (el rol) más light de todos, la más normalita, lo que le pasa a mis hermanos está fuerte", dice Aislinn Derbez a quien le toca ser "Elena", la hija menor de Virginia, quien ha estudiado en Estados Unidos y ahora planea casarse con un afroamericano, todo es amor e ilusión hasta que se topa con su hermanastro quién le moverá el piso.Sobre su personaje de "Paulina", la hija mayor de "Virginia", Cecilia moduló un tono particular de voz que le da mucho dinamismo a la trama, un acento tan particular que vuelve muy único a su rol de mujer controladora, quien siempre quiere estar resolviéndole la vida a los demás."Manolo es para mí una gozada y me encanta que él se arriesgue, que él quiera ver esas cosas que no todos los directores quieren averiguar, me encanta que tenga personajes femeninos fuertes donde las mujeres somos tridimensionales, poderosas, somos inteligentes y salgamos del discurso patriarcal que nos ha hundido tanto tiempo, eso también le falta a las novelas, no queremos vernos llorando más, no queremos ser tampoco vengadoras como lo hombres, no nos interesa ese discurso, es entender a la mujer desde donde realmente nos podamos ver reflejadas y contadas dignamente".Sobre su tono de voz, dice, "eso empezó como a salir en la filmación y cada vez empezaba a salir más y en un llamado que recuerdo perfecto, nos detuvimos nos miramos a los ojos y nos dijimos: 'esto está pasando, ¿qué vamos a hacer?' Y Manolo me dijo: 'o lo paramos aquí, o vamos a más', y fuimos por más, es una decisión riesgosa". Explica Cecilia que ella y Manolo se inspiraron en personas que conocen para hacer este particular tono, pero se reserva decir nombres.Verónica Castro, la protagonista de esta ácida trama, se siente nerviosa y muy a la expectativa de saber cómo la va a recibir el público joven. “Tengo mucha expectativa, nervios, llámenle como ustedes quieran, pero sí tengo mucha tentación de ver cómo me reciben los millennials, los chamaquillos, tengo mucha ansiedad de saber lo que piensa un escuincle de mí, quisiera entrarles, los jóvenes vienen muy fuertes, vienen arrasando con muchas cosas que para nosotros eran temas tabúes e intocables”.En ese sentido, Verónica también ha ido aprendiendo junto con su personaje de “Virginia” a deshacerse de estereotipos y prejuicios. “Hay muchas cosas en las que todavía lo estoy haciendo, pero sí me está costando, somos una sociedad cerrada, establecida y difícil de cambiar estas formas de ser, estas estructuras que traíamos los viejos, las gentes antiguas, nos cuesta trabajo pensar que tenemos que tener más apertura en muchas cosas. Y el personaje me sirve porque realmente aparte de que me tengo que abrir y me tengo que aceptar, tengo que apoyar, porque en este caso son mis hijos y los tengo que sacar adelante (en la serie), y el problema es que ellos no salen de sus problemas y al contrario, me meten a mí también”.Vero desde hace más de ocho años que no aparecía en la TV mexicana y le ha interesado mucho cómo se desarrolla ahora este formato. “Cuando dije hasta aquí es porque realmente yo me sentía como saturada y sentía que el público también estaba saturado de verme diario en los programas o de hacer siempre telenovelas y estar siempre en la pantalla y hacía falta un stop en el camino para ver qué más podría hacer diferente, otras opciones”.Con respecto a una segunda temporada, Vero deja todo abierto y a la imaginación, pues su personaje para ella cerró un ciclo al menos en esta primera temporada. “No me esperaba el final, yo ya me fui con la lana y la camioneta, ya les compuse y les arregle la vida todos, que se las arreglen como puedan, que me llamen a otra cosa, ¿qué más van a ver? Yo quiero que me digan que soy la más viva de todas que me fui con la lana y bien, así debe irse uno de esta vida, morirse pero con todo (risas)”.