En tan solo unas semanas, “1917” se ha colocado como una de las grandes aspirantes a los Oscar. Por lo pronto ya ganó el Globo de Oro en las categorías de Mejor película y Dirección. ¿Cómo surge la idea de hacer este filme? Es su propio director, Sam Mendes, quien en entrevista comparte que todo nació de una anécdota que le contó su abuelo paterno, Alfred H. Mendes. La cinta se estrena en la cartelera mexicana este 17 de enero.“Mi abuelo me contó que él fue mensajero en el frente Occidental en 1917. Él era un hombre pequeño y corría muy rápido. Su trabajo consistía en llevar mensajes de puesto a puesto. Esa idea central no me abandonó y siempre me fascinó la guerra, quizás porque mi abuelo me contó al respecto cuando era muy pequeño, tendría nueve, diez u once años. Una de las cosas que damos por sentado es que en Inglaterra nacimos en tiempos de paz, a menos que tengas más de sesenta o setenta años naciste en tiempos de guerra; así que para mí fue revelador. No podía creer que el hombre que conocía, que era tan encantador, teatral, gran contador de historias hubiera vivido esa experiencia tan horrorosa de joven”. Durante la charla, Sam aclara que los personajes centrales de su filme interpretados por George MacKay y Dean-Charles Chapman, “no son mi abuelo, pero el espíritu de lo que me contó y la idea central de un hombre llevando un mensaje no me ha abandonado jamás en los últimos 50 años”.Comparte que “1917” es una historia muy simple: “Dos hombres tienen ocho horas para ir de un sector del frente Occidental en 1917, en medio de la Primera Guerra Mundial, al otro. Si lo logran, le salvarán la vida a mil 600 hombres, incluyendo el hermano de uno de ellos. Si no lo hacen, no solo morirá su hermano, sino que el resto de los soldados estarán condenados”. En ese sentido, el director señala que este filme es un thriller contra el reloj.Para esta entrega, Mendes apostó por dos jóvenes actores británicos: George MacKay y Dean-Charles Chapman. George da vida al soldado Schofield, a quien Sam describe como un personaje con “cierta nobleza silenciosa y heroísmo subestimado; me pareció que George lo representó de un modo hermoso. Hasta cierto punto lo hace libremente, lo hace de una forma muy humana y eso es lo que estaba buscando”.Sobre Dean-Charles Chapman comparte que él dio vida al soldado Blake, el cual es “un poco más callejero, menos experimentado, no ha visto combates como Schofield. Tiene cierta dulzura e ingenuidad. Tiene una naturaleza optimista, es un bromista; prefiere hablar antes que guardarse los sentimientos”.Sam señala que le gustaría que el público que asista a ver su filme logre reflexionar sobre las dimensiones de la guerra: “Quisiera que el público, a través de lo micro que es el viaje de estos dos chicos, logre observar lo macro de la destrucción, los miles y miles de hombres que mueren, las terribles condiciones que enfrentan, la impactante cantidad de destrucción que se produce”. Agrega que para él rodar esta cinta fue como “mirar a través de una pequeña cerradura hacia un enorme panorama de horror. No quiero que la gente piense en la cámara, quiero que piensen en el emotivo viaje que estos chicos hacen”. Sin duda el resultado que obtuvo Sam Mendes no se habría logrado sin el trabajo de su director de cámara, Roger Deakins, con quien decidió cómo filmar cada escena: “Quería una cinta que se moviera cual serpiente hacia adelante y que la información necesaria apareciera justo donde la cámara estaba apuntando. Recuerdo que hay una secuencia que es alucinante en la que los soldados alemanes buscaban soldados británicos disparando bengalas al aire y Schofield queda atrapado en estas extrañas luces, pareciera que lo hubieran derribado y que estuviera medio consciente y medio inconsciente, la escena tiene algo de pesadilla y rareza. Se siente como si el suelo debajo de él se moviera porque la luz se mueve, eso fue un gran desafío para nosotros, pero creo que la luz era una gran manera de contar una historia emotiva o de crear cualquier tipo de ambiente y Roger Deakins es un maestro para lograr esto”. JL