A pesar de que el pasado 2 de enero la Secretaría de Economía (SE) señaló que no hay condiciones para incrementar el precio de la tortilla, pues la tonelada de maíz blanco está 11% por debajo del costo que se registró hace un año, empresarios de este sector en la Entidad también retan a la autoridad federal —como lo hizo la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas— y destacan que ya se prepara un ajuste. El presidente de Grupos Unidos de Industriales de la Masa y la Tortilla de Jalisco, Arturo Javier Solano Andalón, afirma que el aumento se cristalizará en el Estado en breve. Sin embargo, acentúa que la organización dará a conocer su postura oficial hasta la siguiente semana. Para Salvador Aguilar, empleado de la tortillería “Las Alteñitas”, que se ubica en el Centro de Zapopan, el alza dependerá de la escasez y el acaparamiento del maíz. “Por ejemplo, de ayer a hoy ya subió 30 centavos su precio y se ha incrementado el costo de nuestros insumos de un 15 a 20%”, explica el trabajador.María Guadalupe, de la tortillería “La Súper”, localizada en el mismo municipio, dijo que el que los comerciantes tengan que pagar más por el gas, la luz, las refacciones y la gasolina da pie a que se realice una modificación. “Sería muy justificado (el aumento). A nosotros nos han aumentado el gas un peso por litro, y aquí la luz es trifásica: con una cuota más elevada que la de las casas”, agrega la vendedora.El encarecimiento de la canasta básica golpeó hasta en la compra de las 12 uvas para pedir los buenos deseos de inicio de año. “Vendimos 60% menos que en 2016”, aseguró Alejandro Arceo, dependiente de un puesto de frutas en el Mercado Municipal Lázaro Cárdenas de Zapopan, “la verdad es que este año sí se han encarecido más productos que en otros años”.De acuerdo con una comparativa de precios, fundamentada en los datos del Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Economía (SE), la gran mayoría de los productos de la canasta alimentaria urbana han incrementado sus precios en este primer mes, con respecto al inicio del año que recién terminó. El jitomate bola y la cebolla de rabo, por ejemplo, doblaron sus precios. El tomate ahora cuesta 19 pesos el kilo, mientras que el año pasado costaba 9.50. Por su parte, la cebolla hoy cuesta ocho pesos el kilo, duplicando su valor de enero de 2017.Además, el kilo de huevo blanco cuesta a las familias jaliscienses 30 pesos, cuando el año pasado valía 20 pesos, por lo que se dio un incremento de 50 por ciento.A excepción de productos como el arroz o el pollo, el resto de alimentos han tenido incrementos que oscilan entre 5% y 30 por ciento.“Será una cuesta de enero complicada y apretada, que ya arrancó de manera negativa para muchos mexicanos que viven al día”, aseguró Héctor Luis del Toro Chávez, economista de la Universidad de Guadalajara. “Los nuevos precios de productos, como el caso particular de gasolina y de varios bienes de canasta básica, han causado malestar a la población”.Las familias tapatías ya han empezado a resentir los incrementos de precios en los alimentos. “El jitomate, por ejemplo, estaba bien caro. Vas al súper y te sale la cuenta entre 50 y 100 pesos más de lo que tenías pensado comprar”, dice Imelda Flores. Para Roque Gutiérrez, no solo los alimentos se han encarecido, sino insumos como popotes, bolsas y otros productos desechables que utiliza en su negocio de venta de batidos. “Se ha incrementado la leche, y los productos que suelen encarecerse en este tiempo como el jitomate y el limón”, mencionó. “Para ahorrar, tengo que calcular lo que consumiré a la semana y no excederme, porque si compro poquito más, se me echa a perder lo que no consumo y gasto de más”.SE SUMAN LOS AUMENTOS EN EL GAS, EL AGUA Y EL PREDIALEl incremento de precios de la canasta básica alimentaria ha dado como resultado que más familias, a nivel nacional, carezcan de ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades.De acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) medido por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (CONEVAL), 41.8% de los trabajadores mexicanos ganan un salario inferior al valor total de la canasta alimentaria (datos al tercer trimestre de 2017), casi 2 puntos porcentuales menos que los existentes en el mismo periodo de 2016.Y aunque en Jalisco, en contraste con el país, solo uno de cada 4 trabajadores no puede sufragar la canasta básica alimentaria, se avecinan más dificultades en la adquisición de la misma, de acuerdo con las proyecciones de expertos.Para Héctor Luis del Toro, economista de la Universidad de Guadalajara, la inflación de la canasta básica de la Zona Metropolitana de Guadalajara es de 11.24% a octubre de 2017, casi el doble del promedio manejado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi). “Hay incertidumbre entre la población y un fuerte deterioro de la confianza de los consumidores y de las empresas”, consideró Del Toro. A los incrementos de la canasta básica, hay que añadir aumentos significativos en el gas doméstico, las tarifas de agua potable, y el incremento del impuesto predial de 6% a 6.5%, en consonancia con la inflación estimada oficial.Luis Ignacio Román Morales, economista del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), prevé que productos como la tortilla y los cereales pueden incrementarse al importarse de los Estados Unidos.“Si no tenemos una garantía de maíz para consumo interno, y lo estamos importando, dependemos de las condiciones de importación, de la paridad del dólar y de eventos como la renegociación del TLCAN, con la presión que está ejerciendo Estados Unidos sobre México”, dijo.El experto considera que en este primer semestre del año se hará todo lo posible por evitar incrementos en la canasta básica por tiempos electorales. Sin embargo, estos aumentos pueden darse a partir de junio o julio de este año.“Frente a las presiones financieras que puede ocasionar la acción del estado en el primer semestre, los rebotes pueden ser mucho más graves en el segundo semestre del 2018”, explicó.TESTIMONIOMiguel Murillo es un carpintero de obra negra cuyos ingresos (mil 500 pesos a la semana) deben mantener a una familia conformada por él, su esposa y dos hijos. Como se gastan alrededor de 400 pesos diarios en comida, transporte (llega a tomar más de 6 camiones diarios para estar en su trabajo), escuela y otros gastos fundamentales, Murillo ha tenido que recurrir a múltiples estrategias para que el dinero alcance y tener la canasta básica alimentaria.Desde hace un mes su esposa ha vuelto a trabajar limpiando casas, y su hijo mayor de 15 años trabaja como “cerillo” en un supermercado. Ambos deben poner sus ingresos en el hogar. El carpintero también ha tenido que hacerse de recursos extras vendiendo ropa usada. Pero con el incremento de precios, hay veces que no alcanza.“Afecta en lo emocional, en la vida familiar incluso. Hay veces que sí me he enfadado por la situación económica y me cuesta trabajo soltar el dinero cada semana”, admite este trabajador de 48 años, quien quisiera que algo de lo que gana pudiera utilizarlo para su esparcimiento personal, pero admite la dificultad de lograrlo.Miguel lamenta que sus patrones no pongan de su parte para aumentar el salario conforme incrementan los precios de las cosas, sobretodo porque también se debe pagar luz, renta, agua e internet. “Antes era un lujo, pero ahora ya es una necesidad”.“Es un trabajo muy pesado, muy mal pagado, porque las ganancias básicamente se derivan a los patrones, y estos nos pagan con un tabulador fijo desde hace 10 años, por lo que el salario se hace más pequeño”, explicó.En estos días Murillo ya detecta incrementos en productos como la tortilla, pero especialmente, en gastos escolares de sus hijos. Según él, el costo de los libros y las colegiaturas se han elevado con respecto a años anteriores.