El envío de remesas a territorio nacional rompió un nuevo récord, esta vez, en su modalidad semestral. Durante la primera mitad de 2018, la recepción de remesas reportó un acumulado de 16 mil 244 millones de dólares, lo que significó un incremento de 11.6 por ciento en comparación con el primer semestre del año anterior, reflejando su mayor variación al alza en los últimos 12 años. Para Jesús Cervantes, gerente de Estadísticas Económicas del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), el crecimiento significativo que han mostrado las remesas durante 2018 se debe a tres razones. La principal recae en el incremento anual que han mostrado los niveles de empleo de los trabajadores mexicanos inmigrantes en Estados Unidos. “Dicha evolución del empleo ha ido acompañada de aumentos en las remuneraciones medias de tales trabajadores y consecuentemente de la masa salarial, tanto de los trabajadores de género masculino como femenino”, dijo el especialista del CEMLA. De acuerdo con la Encuesta de Población Actual (Current Population Survey) levantada por la Oficina de Censos de Estados Unidos, las remuneraciones a los trabajadores inmigrantes de origen mexicano no han dejado de crecer durante los últimos siete años, reportando durante 2018 una tasa anual acumulada de 34 mil 676 dólares al año, cifra que equivale a unos 644 mil 442 pesos mexicanos (unos 53 mil 703 pesos de remuneración mensual). La mayor generación de ingresos ha derivado en envíos de dólares cada vez más robustos. Según cifras del Banco de México, tan sólo en junio de 2018, el envío promedio de remesas fue de 343 dólares (6 mil 380 pesos), ponderación media que representó la cantidad más alta desde septiembre de 2011. El segundo factor que más ha contribuido con este fenómeno está relacionado con las fluctuaciones que ha mostrado el tipo de cambio y el consecuente incremento en su poder de compra. Un ejemplo de ello se reflejó durante el sexto mes de 2018, periodo en el que la captación de remesas reportó ingresos por 3 mil 140 millones dólares y que, a su vez, registró su mayor crecimiento para un mes de junio en los últimos 14 años. “La divisa mexicana presentó una depreciación de 3.7 por ciento durante la primera mitad de junio, por lo que cabe recordar que ante una depreciación del tipo de cambio, los migrantes mexicanos suelen enviar un mayor monto de remesas considerando que éstas tienen un mayor poder adquisitivo”, dijo Francisco Flores, analista económico de Grupo Financiero Banorte. Como una tercera causa se ubican los contextos de incertidumbre y ‘miedo’ que han generado las políticas proteccionistas del presidente Donald Trump. Durante la primera quincena de junio, los titulares en los medios de comunicación cubrieron con ahínco las políticas de separación de menores llevadas a cabo por la administración federal de Estados Unidos. “Hay que reconocer que toda esta incertidumbre de los migrantes mexicanos acerca de si su envío de remesas pudiera enfrentar restricciones más adelante o si algunos de ellos pudieran ser deportados a México, también podrían estar acelerando su envío de remesas y un componente de estas transferencias servirían como ahorros”, abundó Jesús Cervantes, del CEMLA. Hacia adelante, Alberto Ramos, analista económico de Goldman Sachs, espera que el crecimiento de las remesas se estabilice en torno al 6 o 7 por ciento anual. “Los flujos sólidos de remesas han agregado apoyo a la cuenta corriente y al consumo privado, particularmente para las familias de bajos ingresos, que tienen una alta propensión al consumo y son los destinatarios abrumadores de tales transferencias”, dijo el especialista de Goldman Sachs. De continuar con esta tendencia, las remesas podrían superar los 30 mil millones de dólares en el año, cifra que marcaría un nuevo récord.