Los aceites vegetales son obtenidos a partir de semillas u otras partes de las plantas, y son elementos básicos en la cocina para freír, sazonar, guisar o dorar. La calidad de los aceites que utilizamos para cocinar es importante porque pueden ser decisivos al momento de revisar nuestro perfil de lípidos en la sangre y, en general, porque afectan directamente a nuestra salud. En este sentido, en 2019, el Laboratorio Nacional de Protección al Consumidor publicó un estudio donde se analizaron aleatoriamente algunas marcas de aceite de cocina. El objetivo era evaluar que los productos cumplieran con los requisitos de las normas de etiquetado, así como que proporcionaran información veraz sobre su contenido nutricional. Los resultados del estudio se pueden consultar libremente en la Revista del Consumidor. De esta manera, los aceites de cocina que NO se recomiendan comprar, según la Profeco, son: También, cabe mencionar que, aunque el aceite “Biosol” de oleína de palma sí cumplio con el etiquetado presentado, es el aceite más perseguido por los ambientalistas porque su cultivo excesivo ha representado un grave daño a la biodiversidad de los bosques tropicales. Por este motivo, tampoco es recomendable añadirlo a nuestra canasta básica. En 2019, la Profeco inició 23 procedimientos legales en contra de las marcas de aceite que faltaron o incumplieron las normas de calidad. Se recomienda a los consumidores siempre leer el etiquetado de los productos antes de adquirirlos. Es responsabilidad de todos estar informados acerca de los artículos que consumimos. CM