La expropiación petrolera cumple su 81 aniversario, pero Pemex tiene poco que celebrar por la crisis que encara en varios frentes.Este lunes, por primera ocasión un gobierno de izquierda conmemorará el hecho histórico, pero con una compañía petrolera que carga dificultades financieras y operativas, acechada por el crimen organizado y bajo la lupa de las agencias calificadoras.Información de la empresa muestra que su deuda es de poco más de dos billones de pesos y con una importante caída de reservas petroleras probadas, que son por las cuales se obtiene crudo para satisfacer el mercado local y para su exportación.El Sistema Nacional de Refinación apenas opera a 30% de su capacidad, lo que ha obligado a Pemex a importar gasolinas, diésel, turbosina y petroquímicos para cubrir la demanda del país por casi tres décadas. Se calcula que en este año la producción de crudo será de 1.7 millones de barriles diarios; en 2004 la cifra llegó a ser de casi 3.4 millones.Datos del Sistema de Seguridad Nacional detallan que la delincuencia organizada le roba productos que le representan pérdidas por 60 mil millones de pesos anuales.En ese entorno, las principales calificadoras han advertido sobre la posibilidad de bajarle la nota.El Gobierno federal tiene como prioridad rescatar a Pemex y devolverle su papel protagónico. Para 2019 se le aprobó un gasto de 464 mil 601 millones de pesos (14% mayor que en 2018).IM