Pocas personas siguen las señales que la vida les presenta. Algunos dudan, otros temen emprender, pero Pamela Salinas, directora de Noise Studio, tiene claro que hacerle caso a su intuición fue la mejor decisión que ha podido tomar en la vida. No dudó en avanzar, dejando de lado su día a día en un estudio de interiorismo y arquitectura, para seguir su llamado en el cycling, una disciplina a la que se ha entregado por completo los últimos cuatro años.Pamela es arquitecta de profesión, bailarina por convicción y entrenadora por decisión. El cycling llegó a su vida por invitación para liderar el equipo de un estudio y a ello dedicó toda su energía de la mano de su agenda profesional como arquitecta; sin embargo, un encuentro cercano con la leucemia le hizo abrir los ojos a la realidad, entender la fragilidad de la vida y la obligó a hacer un alto, tuvo que observar el presente y replantear el futuro.Luego de una ruda temporada de salud, Pamela tuvo claro que era momento de reesquematizar, crear, pero no sólo desde la arquitectura o los proyectos ajenos, era momento de crear calidad de vida. Se dirigió a Los Ángeles, California, para capacitarse mejor en la disciplina y allá encontró una señal poderosa: conoció a una life coach que le mostró cómo ir más allá del fitness. Pamela regresó lista para echar a andar su proyecto. “Me ganó la pasión, el cycling es mi fuerte, es algo que no había experimentado; esa conexión con la gente me cambió la perspectiva”. Le hizo caso a las señales y obtuvo el respaldo de su familia.Justo cuando había tomado la decisión para redireccionar su vida y abrir su propio estudio, la pandemia sorprendió al mundo a principios de 2020. Con una ciudad de cortinas abajo, semivacía y con adversidades sanitarias, Pamela no estaba dispuesta a bajar sus propias cortinas. “Cuando volví comenzó la pandemia, fue decepcionante. Fue un año súper difícil, pero me aferré. Compré las bicis y decidí abrir las clases online, en Instagram y fui haciendo una comunidad y llegamos a tener dos mil 500 seguidores. Fue revelador darse cuenta el alcance. Y entonces dije: “Tengo que hacerlo por mi gente, va más allá de mi. En mi casa instalé un mini estudio en lo que se abría el otro estudio. Todo fue surgiendo de a poco”. Pamela explica que el último año ha sido de transformación en todos los sentidos. Ser su propia jefa, líder de su equipo y la responsable de brindar a su comunidad un objetivo para llegar cada mañana en punto de las seis para iniciar con el pie derecho el resto de su día. “Lo más importante que la pandemia nos dejó fue el aprendizaje de que estar bien afuera es el reflejo de estar bien adentro. Nos enfocamos mucho en eso, cómo hacemos sentir a la gente. Ejercicio puedes hacerlo en cualquier lugar, lo que nosotros queremos es que sea el lugar feliz para la gente. El horario de las seis de la mañana es el más lleno. Si no tuviera que venir a trabajar no vendría a las seis (risas)”.Pamela tiene claro que una cosa es hacer ejercicio y otra cosa es conectar consigo mismo, ese es el objetivo de Noise Studio, que la gente se tome un ratito para conectar, liberar la tensión, retar a su cuerpo y a su mente para sacar la mejor versión de cada uno mientras el coach los guía sobre la bicicleta al ritmo de la música y las luces. “Verlo de ese modo fue inspiración. Quiero transformar vidas. Estuve enferma y mi motor fue regresar a dar clases. Seguir”. Otra vez las señales. El sitio donde ahora el estudio recibe a la comunidad que sigue a Pamela, alguna vez fue un proyecto académico de arquitectura mientras estudiaba en el ITESO. “Vi el local y sentí que ese era el lugar. La pandemia retrasó todo, las bicis no llegaban, pero me hice un compromiso conmigo y si realmente lo quería hacer lo haría a como diera lugar. Al final del día la pandemia me ayudó a conectar con la gente, primero en línea, luego invitando a grupos pequeños” hasta llegar al objetivo diseñado, con las instalaciones que siempre quiso, con un equipo disciplinado y que tiene su misma filosofía, por ello no es de extrañar que algunas de las máximas del estudio, y con las que se definen las sesiones, sean: “Convertir el dolor en poder”. Noise Studio se ajusta a todas las dinámicas de vida, por lo que se pueden seleccionar desde una hasta 50 clases con vigencia de 30, 60, 90, 120 ó 240 días para que no haya pretexto que valga. Pregunta por sus tarjetas de regalo. Sus instalaciones cuentan con todos los servicios para iniciar el día sobre una bicicleta y continuar con amenidades de cafetería o salir a la escuela o la oficina luego de una ducha energizante. Por Gabriela Aguilargabriela.aguilar@mail.com