La inflación de la primera mitad de agosto estrenó nuevo año base y metodología con una sorpresa para el mercado, pues de acuerdo con datos del INEGI, el aumento de precios fue de 4.81 por ciento anual, por arriba del 4.74 por ciento que esperaba el consenso de analistas consultados por Bloomberg. El movimiento alcista que se observó en el componente no subyacente (bienes y servicios de alta volatilidad) fue el principal ‘culpable’ de que la inflación resultara ser mayor a lo esperado, al reportar un crecimiento anual de 8.48 por ciento. Los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno no han perdido ‘combustible’ en su trayectoria ascendente de precios. Sólo en los primeros 15 días de agosto, su variación anual fue de 13.51 por ciento, su mayor incremento desde la segunda quincena de diciembre del año pasado. Entre las mercancías que más aumentaron de precio destacó la gasolina, pues la magna y premium reportaron incrementos de 1.72 y 1.39 por ciento, respectivamente. Pero los productos agropecuarios no se quedaron atrás, pues hubo varias frutas y verduras que reportaron alzas importantes de precios, entre las que destacaron la cebolla (27.78 por ciento), el limón (17.62 por ciento), el jitomate (12.78 por ciento) y el aguacate (3.29 por ciento). Además, los efectos estacionales derivados del regreso a clases también ‘sonaron la campana’ en los bolsillos de los consumidores mexicanos, pues los precios de colegiaturas subieron 5.10 por ciento. “Este tipo de ‘rebotes’ suelen acompañar cada inicio de ciclo escolar, las universidades presentaron un incremento de 2.05 por ciento y las preparatorias uno de 2.29 por ciento”, puntualizó Alejandro Saldaña, analista económico de Grupo Financiero Ve por más. Arturo Blancas, director general de Estadísticas Económicas del INEGI, reveló en conferencia de prensa que los dos grandes componentes de la inflación no subyacente (agropecuarios y energéticos) presentaron cambios en sus ponderadores. “Tuvimos un crecimiento de los agropecuarios de 8.43 a 10.22 (por ciento), mientras que los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno se mantuvieron prácticamente igual; sin embargo, a su interior, los energéticos pasaron de 8.78 a 9.97, y las tarifas autorizadas por el gobierno bajaron de 5.35 a 4.26”, abundó el directivo del INEGI. Otra novedad que trajo consigo la actualización del año base fueron los niveles inflacionarios por entidad federativa. Durante su primera publicación, San Luis Potosí se colocó como el estado de la República Mexicana con el mayor aumento de precios, al reportar una inflación quincenal de 0.6 por ciento.El crecimiento en la inflación en México por arriba de lo esperado, aunado a la reafirmación de que la Reserva Federal de Estados Unidos seguirá aumentando el costo del dinero, deja la ‘puerta abierta’ para que el Banco de México pueda subir su tasa de referencia. En el mercado de futuros se le da una probabilidad del 61.6 por ciento a que el Banco de México suba en 25 puntos base en su reunión del próximo 4 de octubre. Sin embargo, la posibilidad aumenta a 97.4 por ciento para la junta del 15 de noviembre de este año. Al igual que en la última junta, existe un contraste entre las previsiones del mercado con las que prevalecen entre economistas, quienes prevén que la tasa estará inmóvil en 2018. “El consenso mantuvo en 7.75 por ciento el nivel de la tasa de fondeo para el final de 2018”, se lee en el informe de la última encuesta levantada por Citibanamex. “(Para el próximo año) los participantes de la encuesta de expectativas reiteraron su perspectiva de que el siguiente movimiento por parte de Banxico sería un recorte, aunque con menor convicción”.