La principal dificultad para el sector exportador durante los últimos tres años ha sido el tipo de cambio considera el empresario José Luis González Íñigo.En entrevista el presidente del consejo de administración de Sesajal explicó que el tipo de cambio está afectando a muchas exportadores a tal grado que algunas empresas no alcanzan a cubrir los gastos de operación y salarios, entre otros.Actualmente Sesajal exporta entre el 75 y 80% de su producción y el resto se vende en el mercado nacional.“Lo que estamos haciendo nosotros desde dos años para acá es que las materias primas que se puedan comprar en el extranjero las compramos porque a 16.50 pesos el dólar sale más barato importarlas”, explicó.Gracias a eso, dijo, han abaratado sus costos y eso les ha permitido cumplir con sus compromisos de exportación.“En el momento en que se empareje el peso con el dólar a la paridad justa vamos a tener resultados muy buenos porque hemos logrado a base de mucho esfuerzo bajar los gastos de operación”, indicó.González Íñigo también reconoce que el proceso electoral también se ha convertido en un reto para las empresas.Para enfrentar los retos del tipo de cambio la empresa también comenzó a diversificar sus productos y hacer menos dependientes de los productos tradicionales como son las semillas de ajonjolí, aguacate, cacahuate y otras materias primas.“Comenzamos a vender producto terminado de aguacate y ajonjolí con nuestras marcas propias lo que nos ayuda mucho a sobrepasar estos tiempos difíciles”, explicó.Sesajal procesa aceites, semillas y granos, cremas untables, harinas y polvos, entre otros productos. La historia de Sesajal comenzó en 1989, cuando a José Luis González Íñigo se le ocurrió instalar Lacto Sésamo, en Hermosillo, Sonora, una empresa mediante la cual pretendía exportar leche de soya a todo el mundo.Aunque él vivía en Guadalajara decidió instalarla en Hermosillo debido a que ahí se le facilitó su operación.Pero la distancia complicó la administración de la empresa, por lo que ocho años después la planta fue trasladada a Guadalajara, bajo el nombre de Ajonjolí La Concepción.En 1994 decidieron cambiarle el nombre a Ajonjolí La Concepción por el de Sesajal, un acrónimo que emanó del inglés Sesame Seed and Vegetable Oils (semillas de sésamo y aceites vegetales). En 1999 se incorporó a la empresa Íñigo González Covarrubias, hijo de don José Luis, quien para darle un nuevo impulso a la empresa incursionó en otros mercados como la semilla de calabaza y girasol, así como la producción de aceites de cacahuate, aguacate, jojoba, arroz, cártamo y pepita de uva.La empresa también incursionó en el ramo de productos orgánicos y posteriormente en otros nichos como el Pet Food, fruta deshidratada y recientemente en cosméticos.“Tenemos bastante años en comida para mascotas para el mercado nacional y afortunadamente los resultados han sido favorables y es parte de la diversificación”.“También estamos incursionando con muy buenos resultados en la elaboración de cosméticos utilizando en parte materias primas que procesamos nosotros como aceites, grasas y otros insumos y vemos ahí un programa interesante para crecer”.Durante estos 35 años los retos de la empresa han sido pasar de ser productores de insumos para la industria alimenticia y la industria de cosméticos a venderlos de manera directa con sus propias marcas. Actualmente, cuentan con tres marcas propias Inés, Bonolive y Clementina que se venden en tiendas de autoservicio y en internet.“El paso más trascendente para nosotros es haber convertido todas esas materias primas, transfórmalas y hacer productos terminados que iban directamente a las tiendas con marcas de quien nos compraba, pero ahora el paso más trascedentes ha sido ponerle marca nuestra a esos productos y venderlos a las cadenas de autoservicio”.Actualmente Sesajal cuenta con dos mil 200 empleados y tiene operaciones en México, Estados Unidos, Canadá, España, Reino Unido, Alemania, Corea y China, entre otros.La empresa procesa más de 200 mil toneladas de diversos productos entre aguacate, ajonjolí, cacahuate, girasol, cártamo, entre otros. Además de procesar 50 mil toneladas de pet food y otras 60 mil toneladas de alimento para consumo animal. CT