En México se construyen cuatro ductos que utilizarán empresas privadas para ingresar al país gasolina barata, que vendría de las refinerías del sureste de Estados Unidos e incluso de otros países, como India. Entrarán en operación en la primera mitad de este año y tienen como finalidad acercar los principales puntos de internación de los combustibles a zonas como Monterrey, Ciudad de México y el Bajío. La inversión estimada para estos proyectos asciende a dos mil 300 millones de dólares, con base en información de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), y bajarían el costo de transporte hasta seis veces respecto a ExxonMobil, hasta ahora el principal competidor privado de Pemex, que lo trae desde sus refinerías en Texas vía tren a sus terminales de almacenamiento en Guanajuato y San Luis Potosí. El primero en entrar en operación, de acuerdo con un documento en manos de El Financiero, será el Poliducto Frontera-Norte, que conectará al sistema de refinación de Corpus Christi, Texas, con Nuevo Laredo, Tamaulipas, y posteriormente bajará la gasolina, diésel y turbosina, hasta Monterrey. Tendrá una longitud total de 460 kilómetros y se acompaña de cuatro terminales de almacenamiento. El proyecto está a cargo del consorcio Dos Águilas y Howard Energy Partners, y requirió una inversión de 500 millones de dólares. Los otros tres proyectos están destinados a transportar gasolinas desde el puerto de Tuxpan, Veracruz, hacia la zona centro y bajío del país, con empresas detrás como TransCanada, y las firmas mexicanas Sierra Oil & Gas, Invex, Monterra Energy, entre otras. La CRE señaló que el costo promedio de transporte de las gasolinas en nuestro país es 13.6 por ciento del total, cifra que podría bajar con los ductos, toda vez que, señala la dependencia, transportarla por buquetanque cuesta dos veces más y por ferrocarril seis veces más que por ductos, mientras que el transporte por pipa es el más oneroso, pues cuesta 14 veces más. Arturo Carranza, analista en temas energéticos del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), explicó que para que haya un impacto en el precio de los combustibles, los ductos tendrían que complementarse con terminales de almacenamiento. “Eso permitiría que privados bajaran gasolina desde EU y habría competencia con Pemex, esa competencia resultaría en menores precios”. Pero, la reducción en el precio no sería tan grande, “ya no tendríamos precios de 13 pesos por litro, por ejemplo”, dijo, pues se consideran además otros componentes en el precio de las gasolinas. Para Ramses Pech, de Caravia y Asociados, el impacto en precios dependerá de lo que estas firmas determinen que quieren ganar en sus planes de negocio, “el acero está subiendo, entonces no veo viable que impacte en el precio”.De acuerdo con las prospectivas de petrolíferos para 2031 de la Secretaría de Energía (Sener), el año pasado se importó 65 por ciento de las gasolinas que se consumieron en el país, cifra que bajaría a 54 por ciento este año por la entrada en operación de algunas etapas de las reconfiguraciones en las seis refinerías del país y que se mantendrá en 35 por ciento durante la próxima década. En este sentido, en los primeros once meses de 2017 se reportó el nivel más bajo de producción en las seis refinerías del país, con un promedio diario de 937 mil barriles diarios, señalan indicadores de Pemex Fin de TLCAN afectaría rondas petroleras Bill Richardson, secretario de Energía durante la presidencia de Bill Clinton, aseguró que la posible salida de EU del TLCAN afectaría a las rondas petroleras mexicanas. En el Foro Internacional de Energía México 2018, en Puebla, recordó que cuando se negoció la primera versión del TLCAN no se consideró al sector energético, pues la situación de la industria en México era otra y con la reforma energética, todo cambió. “Cuando dirigía la secretaría de Comercio en EU estuve involucrado en las negociaciones del tratado y no incluimos el sector energético; actualmente se necesita un libre mercado en dicho sector, de lo contrario afectará negativamente a los dos países”, dijo a El Financiero. Richardson es pesimista ante las posturas políticas de su país, pero coincidió en que el TLCAN requiere ser modernizado en el área energética para generar mayores beneficios laborales y ambientales en ambos países. “Pase lo que pase, EU seguirá invirtiendo en México, porque sigue creciendo a pesar de sus problemas de seguridad”.